25 Mentiras y Nobunaga

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Diferentes imágenes cruzaban mis pensamientos mientras cruzaba los bosques de Echigo a caballo en busca de intentar detener la batalla de alguna manera. ¿Pero cómo? Apenas sabía qué tipo de estrategia habría tomado cada bando, no contaba con ningún tipo de arma con la que defenderme.

Sacudí la cabeza. Esa no era razón para dar la vuelta y dejar que la gente de Kasugayama muriese por mi culpa, si no podía contar un plan de antemano solo me quedaba una carta que jugar. Esta podría ser mi única posibilidad de conseguir acercarme a Nobunaga.

Manteniendo la vista puesta en la dirección que el hombre me había dicho que tendría lugar la batalla, cogí las riendas con fuerzas y azoté al caballo para ir más deprisa. Los últimos rayos de sol dejaban verse en el horizonte, el tiempo jugaba en mi contra. Necesitaba llegar al campamento de Nobunaga cuanto antes.

Cabalgué durante horas hasta que la oscuridad engulló el paisaje y se hacía difícil continuar sin saber dónde estaba. Cautelosa continué en busca de alguna señal de vida, hasta que finalmente vi a lo lejos lo que parecían unos pequeños fuegos encendidos. ¡Estaba de suerte!

Ahora empezaba la caracterización, recogí mi pelo en una coleta baja y sacudí los laterales del recogido con las manos, para deshacerla; entonces desmonté del caballo y cogí tierra algo húmeda y la froté por mis ropas para que no parecieran recién lavadas, con esa misma tierra manché mi cara a propósito y por último para darle un toque más realista, cogí varias piedras algo punzantes y las arrastré por mis brazos y manos.

Aunque me temblaban las piernas y los brazos al pensar que iba a poner en marcha mi plan en territorio enemigo, pensé en Kenshin y me dije a mí misma: "Esta vez no huiré." Una vez montada, hice correr al caballo lo más rápido posible hasta las hogueras y me preparé para hacer mi entrada en la escena.

-¡Ayuda! ¡Por favor! _ grité con todas mis fuerzas para hacerme oír.

El pánico que me entró al saber que entraba en territorio enemigo, lleno de soldados armados ayudó a que mi miedo y desesperación pareciesen reales.

Ante mi repentina aparición no dudaron ni un segundo en coger sus espadas y apuntarme con ellas, el caballo asustado se levantó sobre sus patas traseras, cogiéndome desprevenida intenté agarrarme a las riendas, pero fue demasiado tarde.

-¡Ah!

Al caer sentí un profundo dolor en toda la zona de la espalda, y una antigua herida de bala ya curada quiso volver a recordarme viejos tiempos.

-¡Matadlo!_ gritó una voz.

-¡No!_ exclamé.

Abrí los ojos desde el suelo a pesar del dolor, pues necesitaba hacerme una idea de dónde había llegado y con qué medios contaba para continuar con el plan.

-¡No soy vuestro enemigo!

Habría unos veinte hombres allí, todos vestidos de batalla con arma en mano. De todos ellos había uno que no parecía tener intención de matarme, sus ropas destacaban sobre las del resto, sin duda gozaba de mayor status que los demás.

-¡Necesito ver a Nobunaga enseguida! _ dije casi dando una orden.

El hombre que parecía ser el líder del grupo alzó la mano, sus compañeros obedecieron y bajaron las armas. Caminó hasta donde había caído, y sin una pizca de compasión me cogió de la camisa y me levantó a rastras. Me inspeccionó cuidadosamente pasando su mano por mi pelo y mis facciones.

-Un extranjero_ susurró.

Enmascaré mi repulsión al ser tocada por su basta mano llena de suciedad. Al menos no me habían reconocido como mujer y aquello ya era un gran paso.

Kenshin x Oc COMPLETO (Ikemen sengoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora