Capítulo 7. Cuidado con las novias comprometidas

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Scott
Abro hilo

¿Qué es el azúcar?

Adele
Eso no es un hilo.

Scott
Como sea, pero, ¿puedes responder?

Pete
Yo sí. Es sencillo, es comida:D

Scott
No, no lo es

Pete
Que sí

Scott
¿Almorzarías azúcar?

Pete
Por supuesto

Scott
Te reto a comer un kilo de azúcar entonces

Eileen río en silencio al ver los mensajes que había recibido desde la mañana. Ni siquiera recordaba haber agregado a esos chicos a sus contactos, pero aparentemente su "yo borracha" lo había hecho e incluso había sido añadida a su grupo. Lo cual si era sincera no había esperado. Ahora estaba en la clase de Cálculo, ocultando su celular bajo su banca y leyendo los mensajes que no dejaban de llegar, al grado que se cuestionó mentalmente dónde se encontraban los chicos para mensajearse con tanta libertad, ¿ellos estudiaban siquiera? Parecía que no.

—Señorita Foster —dijo de pronto una voz y ella alzó la cabeza tan rápido que pudo sentir un leve tirón en su cuello. Era el profesor quien la había llamado y no lucía precisamente tan divertido como ella—, ¿puede pasar al frente y resolver el problema?

Eileen se quedó inmóvil, guardando su celular discretamente en el bolsillo de su abrigo y poniéndose lentamente de pie de tal forma que su rostro no afloraba ninguna expresión. Miró por el rabillo del ojo y fue capaz de notar el como los demás prestaban inmediata atención, con curiosidad y esperando a que cometiera un error, cosa no sería difícil de hacer.

Desde el incidente de Math nadie se le había acercado —y William, el único chico que tal vez no se habría apartado tan abruptamente, por algún motivo que desconocía seguía ausentándose en la escuela. Aunque no era como si lo extrañara en realidad— así que simplemente nadie le miró con la intención de pasarle la respuesta. Porque sí, antes tal cosa sucedía. Había sido considerablemente popular y deseada por muchos chicos, por lo mismo algunos le tenían una alta estima que aunque ella no correspondía siempre se comportaban atentos y gentiles a sus necesidades.

Pero ahora nada de eso pasaba. Y ese hecho era realmente frustrante.

Dicen que para construir la fama se necesita mucho tiempo, y para destruirla puede bastar un solo acto... ¿O eso era con la confianza en lugar de la fama? Eileen dudó, aunque daba igual, ambas cosas no estaban muy lejos una de la otra, ¿cierto?

Dirigió su vista hacia el profesor, un hombre bajito y de nariz puntiaguda que la miraba con suma atención, y Eileen caminó entre las demás bancas hasta llegar al frente de la pizarra. Su mente intentaba descifrar qué tema había estado hablando el profesor toda la clase y cómo se relacionaba con todos los números que estaban escritos ahí.

Se quedó muda y bajó la vista, dándose cuenta que no tenía ni idea de que trataba el tema. Eso era tan vergonzoso, y los murmullos acompañados de suaves risas no tardaron en hacer acto de presencia.

—¿No puedes? —preguntó el profesor, con una afilada ceja alzada y sus ojos entornados—, ¿acaso es que no pusiste atención estas dos semanas que tratamos el tema? ¿O simplemente eres muy bonita y rubia para entenderlo?

Fuera De Guión © [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora