Cuando Fox se asomó por la ventana notó que había una patrulla estacionada afuera, había oído desde el interior la puerta de un auto siendo azotada contra su marco, pero no había esperado que se tratara de un par de policías los que aguardaban frente a su casa; Una mujer y un hombre.
Fox frunció el ceño al percatarse de que ambos se dirigían hacia su casa.
—¿Quiénes son? —preguntó Math, sentado en la sala y con su vista enfocada en su celular.
—Son policías —contestó Fox, y se apartó de inmediato de la ventana cuando uno de ellos miró en su dirección.
El timbre entonces sonó.
Math se levantó con cierta cautela y fue él quien se encargó de abrir la puerta.
Los policías lo escudriñaron con la mirada antes de mirarse entre ellos sin decir nada.
—¿Buscan algo? —inquirió Math, alzando las cejas.
La mujer aclaró su garganta.
—En realidad sí —respondió—, buscábamos hablar con ustedes.
—¿Para qué?
—Por la situación de su... Padre. Aún no es un caso cerrado y la investigación del disparo sigue abierta, nos gustaría oír su versión de la historia.
Fox apretó los puños y se dió un paso atrás con la intención de pasar desapercibido, lo que por fortuna consiguió siendo que ninguno de los policías le prestó atención.
—No hay mucho que contar realmente —dijo Math con leve indiferencia.
—¿Qué sucede? —preguntó de improviso la voz de su madre con un tono débil y vacilante, tenía un delatantal sobre su ropa y sus manos estaban metidas en sus bolsillos. Su piel era pálida y su pelo un desastre, había estado así desde la noticia del coma de su padre, y si Fox creyó que era deprimente decidió no señalarlo.
—Estamos aquí para continuar con el caso de su marido —contestó el policías con sus manos sobre su espalda recta—, necesitamos de su colaboración.
Los labios de su madre esbozaron algo que se asemejaba a una sonrisa.
—Claro, por supuesto, pasen y sientanse cómodos.
Fox observó en silencio como los policías hacían exactamente lo contrario, pues se quedaron de pie a un lado del sofá con posturas tensas mirando a su alrededor con un poco de ansiedad. La mujer detuvo su mirada en Fox, quien había logrado ocultarse tras la cortina, los ojos de ella eran inquisitivos y persistentes, casi como si pudieran leer lo que pasaba por su mente.
Fox quería contarles todo lo que había visto, pero tenía miedo. No había dejado de pensar en Charles desde los sucesos que habían dado lugar hace menos de un día. Mentiría si dijera que no había vuelto a la casa de la Sra. Anderson en la mañana.
Charles se había ido una vez que Fox se marchó, lo había dejado ahí con la esperanza de que le siguiera para tratar de explicarle mejor las circunstancias.
Sólo que no lo hizo.
Nunca había entendido bien la expresión de "estar entre la espada y la pared", pero ahora la comprendía a la perfección. Se sentía atrapado, ahogado y asfixiado, era como nadar en un mar cuyo fondo no se veía. Sus hermanos no podían entenderlo, su madre estaba teniendo un colapso nervioso y había una alta probabilidad de que su padre jamás volviera a despertar.
Fox jamás se había sentido tan solo.
—Así que —agregó su madre, sentándose en el sofá con su vista fija en los policías—, ¿qué necesitan saber?
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Fuera De Guión © [COMPLETA]
Teen FictionLa familia Foster puede definirse en una sola palabra: Solitaria. Los tres hijos de la familia son afamados por no tener amigos. Sin embargo la llegada de particular niño marcará el inicio de una serie de sucesos que los Foster nunca antes habían ex...