El primer movimiento de Eileen para salir de detención fue de lo más sencillo: Se cambió de lugar y se posicionó frente a su objetivo: Un primer año que parecía ser que era su primera vez en detención. La teoría dictaba que él no debía estar enterado de todo el asunto de Math, su pelea y la ley de hielo que su grado entero le aplicaba a ella.
Quizá podía convencerlo de hacer una pequeña distracción y así darle el tiempo de huir.
Eileen sonrió al verlo y el chico le miró en confusión con el entrecejo arrugado.
—Hola —saludó, sentándose en el asiento con lentitud.
El chico abrió sus verdes ojos en par en par y en tono monótono le dijo:
—Vete de aquí.
—¿Disculpa?
—Vete de aquí. Te verán conmigo y creerán que te estoy hablando. No quiero problemas.
Tal respuesta dejó a Eileen descolocada, y antes de poder siquera añadir cualquier cosa el chico se había levantando de su silla y cambiado de lugar. Oh, genial, ahora resultaba que hasta su fama gracias a su hermano también se había esparcido hasta los primeros años. Eso era terrible.
Eileen suspiró con aire frustrado. Tenía un plan B, por supuesto, pero usarlo era de lo más tedioso y conllevaba un poco de riesgo. Pero de eso a quedarse ahí por dos horas... Ni siquiera era un tema a discusión.
Volvió a suspirar, y levantándose de su asiento una vez más caminó hasta donde se hallaba una chica de pie al lado de la ventana abierta, en la esquina donde nadie más le prestaba atención. Ella sostenía entre sus dedos un cigarrillo y fumaba tranquilamente de él, sacando el humo de sus pulmones por la venhana y mirando vagamente su alrededor, cuando observó que Eileen se acercaba la miró con curiosidad. La curiosidad era buena, el odio no tanto.
—¿Qué quieres? —cuestionó cuando la tuvo frente a frente.
Uno de los lados de la comisura de los labios de Eileen se elevó, y señaló con la cabeza el cigarrillo que la chica sostenía.
—¿Tienes más de esos?
Ella le dedicó una mirada algo incrédula, pero al final no opuso resistencia y encogiéndose de hombros metió su mano dentro de su chaqueta y sacó otro cigarrillo más. Sonriente se lo entregó junto con un encendedor y volvió a dirigir su vista hacia la ventana, donde lastimosamente una rejilla evitaba su escape por ahí.
Eileen le dio la espalda y caminando de vuelta a su sitio encendió el cigarrillo. No pensaba probarlo, hacía dos meses que lo había hecho y le había sabido tan desagradable que ni siquiera pensó en volverlo a probar. No quería ni recordar su sabor.
Sólo necesitaba su humo. Alzó su mano hacia el techo y dejando que la colilla del cigarro se prendiera y comenzara a producir humo la mantuvo quieta.
Minutos después obtuvo lo que quería, la alarma del detector de humo sonó y segundos después todos comenzaron a salir fuera de ahí con el agua de los dispensadores cayendo sobre ellos cual lluvia, Eileen bajó el brazo y pisando el cigarrillo en el suelo tomó sus cosas y salió del aula abriendose paso entre la multitud con apremio y prisa.
—¡Señorita Foster! —gritó una voz detrás de ella. Desgraciadamente reconocía al dueño de la voz: Su profesor sustituto de cálculo. Como lo odiaba—. Necesito hablar con usted.
Eileen se debatió internamente entre el hacerle caso o simplemente omitir su llamado y seguir caminando entre los demás hasta perderse en la multitud. No pudo hacer esto último antes de que el profesor volviera a llamarla.
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Fuera De Guión © [COMPLETA]
Ficção AdolescenteLa familia Foster puede definirse en una sola palabra: Solitaria. Los tres hijos de la familia son afamados por no tener amigos. Sin embargo la llegada de particular niño marcará el inicio de una serie de sucesos que los Foster nunca antes habían ex...