Capítulo 22. Eileen.

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Eileen no supo qué sentir cuando, en  la Sala de Espera, un médico llegó a su madre hablando sobre el estado de su padre.

No iba a negar que estaba asustada. Fox estaba sentado a su lado y ambos se levantaron de sus asientos cuando su madre lo hizo. Ella mandó un rápido mensaje y después fue tras el médico que caminaba sin mucho apremio, casi con indiferencia.

Llegaron a la habitación de su padre quien aún no salía de cuidados intensivos, y cuya cama se encontraba rodeada de múltiples médicos.

Eileen sintió su corazón estrujarse al poderse asomar y ver tal escena.

Era desgarrador.

El médico que los había acompañado hasta allí carraspeó con la garganta para llamar su atención.

—Su esposo —dijo con tono monótono, dirigiéndose a su madre— ha entrado en un estado de coma y no estamos precisamente seguros del motivo.

Su madre parpadeó varias veces y su entrecejo se arrugó.

—¿Cómo que no saben el motivo? —preguntó con gran vacilación y cautela, como temiendo tener que oír la respuesta.

El médico titubeó.

—No sabemos con precisión que originó el trauma cerebral, pero el estado el paciente ha pasado de ser crítico al de un estado en coma. Además de que también un factor importante sido la pérdida de sangre. Está estable, pero si no sabemos la causa del coma es difícil actuar, lo único que sabemos es que no responde a los estímulos y su actividad cerebral es baja.

Eileen sintió su rostro palidecer y su corazón detenerse. El médico no esperó una respuesta antes de abrirse paso entre ellos y marcharse de ahí.

Su madre no respondió nada y dió media vuelta sin mirarlos. Eileen no podía hablar pues había un nudo en su garganta y se volvió hacia Fox, quien tenía la mirada fija en el suelo.

Ella no sabía qué pensar, sabía que existía una alta cantidad de personas que salían de un coma... Pero en realidad eso no bastaba para reconfortarla. ¿Si los mismos médicos no sabían que había provocado el coma cómo podía esperar que su padre saliera de él? Tenía que salir, no soportaba el sólo pensamiento de lo opuesto.

Miró a través del cuarto de su padre, intentó no pensar en que él estaba al otro lado completamente ajeno a lo que sucedía en ese mismo instante.

La impotencia era la que más reinaba en su interior, pues aunque no tenía una estrecha relación con su padre le aterraba profundamente la idea de perderlo.

Soltó un suspiro y siguió con cierta renuencia los pasos de su madre por el pasillo.

—¡Eileen! —escuchó que alguien le llamaba al otro extremo.

Por unos segundos se quedó en blanco intentando descifrar al dueño de la voz. No pudo evitar soltar un gruñido desde el interior de su garganta cuando cayó en la cuenta de que se trataba de Liliane.

Pero se detuvo cuando se dió cuenta de que su prima llevaba un vestido ligero y que los acontecimientos que habían dado lugar el día de ayer no parecían tener efecto en Liliane a juzgar por la forma en que caminaba en su dirección.

Liliane pasó sus manos detrás de su espalda e inclinó ligeramente la cabeza hacia delante.

—¿El tío Daron estará bien? —preguntó con tono bajito y un tanto imperceptible.

Eileen sintió sus rodillas flaquear por la sola pregunta.

—Está en coma —contestó porque no sabía de que otra manera decir tal noticia.

Fuera De Guión © [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora