siete

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jueves

Palacio venia faltando ya dos días, a Manuel le pareció extraño así que decidió mandarle un mensaje, que se yo, para quedar bien.

Palacios

¿por que no venís al colegio?

ayyyyyy te preocupas por mi

que no se te suba a la cabeza

lo hice para quedar bien

taaaaaaaaarde baby

sabes? no tenes que ser orgulloso siempre

podes expresar tus sentimientos

por ejemplo, que extrañas que este bombón te mire en el recreo

¿vas a responder mi pregunta?

estoy atr enfermo

pero nada grave

si queres poder venirme a visitar

mañana ya voy igual

ni en pedo me meto donde vos vivís

mañana nos vemos

que cheto del orto lapu

Aquello que dijo fue mas para molestarlo que otra cosa;claramente iría y decidió llevar un libro con él, aun que diga que no Mateo le resultaba agradable, y... puede ser que estos dos días hayan hablado bastante.. aun que este nunca mencionara el motivo de su ausencia en la escuela.

— ¿me podes llevar hasta la casa de Mateo? — le pidió que ni junaba pero que estaba seguro que lo había visto con él, después del interrogatorio del por que quiere ir, empezaron el viaje hacia allá.

Palacios

abrime o me chorrean

que?

estoy abajo, bolas tristes

QUE

*adjunte foto*

Mateo casi se cae de la escalera de la rapidez que bajo, ni siquiera se percato de su aspecto horrible y su olor a té de jengibre, le cayo la ficha al abrir la puerta y ver a Manuel reírse, tiene una risita tan linda.

— Bueno..., no me aviste que venia sino me hubiera bañado — mintió

— Como si vos y el agua se llevaran bien..., contate otro — rió de nuevo ganándose un golpe leve — ¿como estas? —

— Zarpado de aburrido, ¿vos? — se tiro en el sillón mirándolo disimuladamente de arriba abajo, pero Manuel lo noto

— ¿queres que me de la vuelta así me fichas mejor? — eso le llevó por sorpresa, nunca lo había cachado cuando trataba de ser disimulado..., si, a veces lo hacia intencionalmente pero este no era el caso, se quedo en silencio un tiempo, literalmente lo había dejado en blanco. El silencio todavía inundaba la habitación mientras que Manuel hacia té en la cocina, literalmente ninguno de los dos sabia que decir.

— te extrañe — musito Mateo y vio la expresión extraña de su contrario, lo tomo por sorpresa

— Traje un libro — cambió de tema — ¿te gustaría que te lea? — preguntó un tanto tímido... sinceramente extrañaba leerle a Valen pero él ya no tenia tiempo... y lo entendía.

— Seria un honor para mi que lo hicieras — hablo en un tono anonadado, Vainstein se acomodo y lo saco de su mochila, los ojos marrones de su contrario se posaban exclusivamente en él, empezó a leer.

— Tantas cosas que empiezan y acaban como un juego, supongo que te dio gracia encontrar el dibujo al lado del tuyo, lo atribuiste a una casualidad o a un capricho y solo la segunda vez te diste cuenta de que era intencionado y entonces lo miraste despacio, incluso volviste mas tarde para mirarlo de nuevo, tomando las precauciones de siempre — Su voz provocaba algo indescriptible en Mateo, tratando de ocultarlo por el poco tiempo de conocerlo, confirmaba sus antiguas teorías; es maravilloso — ¿sigo? — los dos si miraban fijo, pero la realidad es que Palacios estaba en otro planeta

— por favor — dijo en un tono apenas audible

 — la calle en su momento mas solitario, ningún carro celular en las esquinas próximas, acercarse con indiferencia y nunca mirar los grafitti de frente sino desde la cera de enfrente o en diagonal, fingiendo  interés por la vidriera de al lado, yéndote en seguida — era sublime.  La tarde pasaba pero el tiempo en aquel comedor estaba estático, pararon un poco por la sequedad del lector, y por la presencia del padre del dueño de casa, aun que desapareció minutos después.

— ¿te queres quedar? — pregunto mirando por la ventana, viendo que ya era tarde

— no puedo, así que dale, que ya lo terminamos — se sentó expectante de nuevo frente a él, entonces volvió a la lectura — De alguna manera tenia que decirte adiós y pedirte que siguieras. Algo tenia que dejarte antes de volverme a mi refugio donde ya no había ningún espejo, solamente un hueco para esconderme hasta el fin en la mas completa oscuridad, recordando tantas cosas y a veces, así como había imaginado tu vida, imaginando que hacías otros dibujos, que salias por la noches para hacer otros dibujos — cerro el libro y pudo ver la expresión de Mateo, le causo mucha ternura — fin —

— me encanto — menciono poniendo sus manos en forma de almohada mientras que apoyaba su cabeza en ellas, quedándose completamente en silencio 

— ¿que te pasa, teo? — ese apodo lo sorprendió, y cuando se quiso dar cuenta ya estaba sonriendo

— es que no puedo creer que tuve el privilegio de escucharte leerme — estaba como un nene en una jugueteria, anonadado y emocionado

— No es para tanto — contesto agarrando su mochila — ¿me abrís? —

— Nos vemos mañana, avísame cuando llegas — se saludaron con un beso en la mejilla, entonce los dos hicieron la suya, sintiéndose algo vacíos por sus ausencias, como si tuvieran un imán que los atrajese. 



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