veintinueve

415 48 3
                                    

Ya no sabia como sacarlo de su vida; le escribía poemas, canciones, lo pensaba y lo soñaba por que no lo podía tenerlo cerca, sus fotos lo destruía y le dolía cada vez mas, le chupaba todo un huevo sus rumores a él solo le interesaba Manuel, nunca un wacho lo había enganchado tanto, se había metido de lleno sin importarle nada y ese fue el problema.

— Superalo, Mateo, media pila — jodía Josefina mientras que dejaba el celular arriba de la mesa de luz

— ¿como se sentirá con lo del rumor? ¿y si lo hizo mierda? — cuestiono

— deja de pensar en tu ex, ya fue, ¿desde cuando Mateo Palacios lloriquea tanto? — retruco

— como si no supieras lo caprichoso que soy — contesto mientras la miraba serió y ella rió — no quise decir que es un capricho — aclaro

— pero lo dijiste —  lo miro serio — nunca te contesto el correo, ¿no pensas que fue por algo? —

— para mi que no lo vio —

y como arte de magia,  conexión, el destino o lo que fuera que lo enganchara a Manuel, su teléfono sonó.

Vainstein

te necesito

que paso?

sabes manejar no?

si, que paso?

tenes el auto?

si

MANUEL QUE PASO

mi hermanito se descompuso y la ambulancia tiene demora

podes venir?

ya voy

Y cuando se quiso dar cuenta ya estaba llegando, Manuel tenia el corazón en la boca, y quien dice que Mateo no.

— ¿que paso? — pregunto mientras manejaba

— estábamos comiendo y de la nada se cae arriba del plato, volvió unos minutos después y empezó a vomitar, me dio un miedo — casi que se largaba a llorar, se notaba la voz rota — y mis viejos están en quilmes, cuando vengan me van a matar pero espero que este bien — acariciaba la cabeza del niño que se encontraba aturdido

— tranquilo, Manu, va a estar bien, tranquilo, no es tu culpa — hablo Josefina tratando de dar palabras de aliento, tratando de calmarlo

Llegaron, agarraron a el nene de urgencias, dejándolos a los tres en la sala de espera

— Gracias, Mateo, en serio, no sabia a quien llamar — hablo sincero, regalando le una sonrisa — mis viejos están en camino —

— no, no pasa nada, Manu, yo estoy, y lo sabes — sonrió — la llevo a Jose a la casa y vuelvo — asintió y se quedo solo en sala, era tan grande, su mente estaba completamente revuelta, era obvio que en una urgencia lo llamaría pero era raro, habían pasado como tres meses de la ultima que vez que se había visto, la noche de la plaza, donde había prometido que nada iba a pasar.  Mateo volvió, entre los dos solo era silencio, a Manuel le desesperaba la espera, ¿que le estarán haciendo a su hermanito? ¿por que no puede estar con él? las respuestas llegaron

— Necesita descanso, recomiendo no pasar por unas horas, va a estar bien, es un virus de la comida, va a tener una dieta equilibrada por ahora y hoy se va a quedar por observación, ahora se durmió pero creo que lo mejor es que entren solo los padres — Manuel asintió a todo, odiaba no poder pasar, lo mismo que le hicieron con su mama pero bueno, si no pueden, no puede. Sus papás llegaron, después de unos quince minutos de explicación, reproches, y charla se percataron la presencia de Palacios ahí, mirándolo con absolutamente odio.

— Me voy yendo, Manu — dijo una vez que ellos entraron a la habitacion

— ¿tenes cosas que hacer? digo... por que quiero que te quedes... ignóralos, que se yo — bajo su vista y cuando se dio cuenta ya lo estaba abrazando, dejando anonadado a Mateo — por favor, quédate — claramente no se pudo resistir.





Simpleza - trueplikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora