treinta y dos

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Un lunes pesado como lo solían ser este ultimo año, entrar al aula era una odisea en especial por la falta de amistades en ella, agradecido de que dejaron de pedir tantos trabajos en grupo, odiando el hecho de "la promo" o los pelotudos como le decía él.  Era cuatro horas donde se concentraba puramente en estudiar, perfeccionar su mente y su letra, teniendo una carpeta prolija y unos recreos aburridos.

Palacios Mateo

podemos hablar?

estoy en clase

cierto.

¿venis a mi casa despues?

no se, veo

¿es algo grave? 

no

entonces no

bue

Salio del colegio y se tomo el bondi, le daba una paja ir hasta su casa pero no le quedaba otra, los dos tenían que afrontar eso, ¿no? ver que se iba a hacer. Manuel llegó, todo estaba tranquilo y no tardaron mucho en sentarse a tomar un té.

— ¿Como estas? — pregunto primero Manu endulzando su bebida y notando el cansancio en el cuerpo de su contrario

— cansado, ¿vos? —

— fastidiado — no era sorpresa. — ¿de que querías hablar? —

— ¿por que fastidiado? — pregunto ignorando la otra pregunta

— No me aguanto a mis compañeros, encima no me hablo con nadie, es como cuatro horas insufribles que no se pasan mas — expreso con voz de cansancio, acostandose levemente en la mesa — ¿cuanto falta para que termine el año? —

— Manu estamos en abril — rió leve

— por eso — contesto reincorporándose unos segundos después — te extrañe — confeso

— ¿sabes? te escribí un correo que nunca te llegó —

— Claro, eso es mejor que un yo también — ahora; rieron los dos — ¿y que decía el correo? —

— cosas re de trolo pero bueno, la cuestion es que me equivoque al numero y nunca te llegó —

— Me gustaría leerlo — "¿seguro?" fue la respuesta que obtuvo — no, quiero que vos me lo leas — pidió

entonces, sus deseos son ordenes.



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