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El día no había comenzado bien. Anoche se había quedado hasta tarde leyendo y releyendo la pequeña conversación que había mantenido con Soojin. Le había propuesto quedar ese fin de semana, ya que durante la semana le habían salido algunos problemas. No tenía problema con ello. De hecho, ese fin de semana le tocaba librar. El destino había querido que aquella reunión se diese. Shuhua había estado tan feliz, que se quedó hasta las tantas observando una conversación que se cortaba a los pocos mensajes. Dudaba incluso de que hubieran llegado a quince, pero se los había aprendido de memoria.

Aquella mañana le había costado demasiado levantarse. Había escuchado la alarma demasiado lejana. Los ojos le pesaban, su cuerpo se sentía excesivamente pesado. Ella había preferido ignorarla, seguir durmiendo. Sin embargo, el sonido no paraba. Pronto se había unido a este unos pequeños movimientos, alguien la sacudía casi sin éxito. Se había obligado a abrir los ojos, solo para darse cuenta de que su hijo ya estaba más que arreglado para ser llevado a la guardería y que, aquella alarma que confiaba fuera la primera, era la última de todas las que debían sonar. Le había hecho algo de desayunar rápido y mientras Xukun comía, ella se había bañado y arreglado, posteriormente.

Ahora se encontraban corriendo a contrarreloj. No vivían demasiado alejados de la guardería, pero quedaban solo cuatro minutos para que esta cerrase sus puertas, y de no llevar a Xukun con la escuela... No tendría con quién dejarlo, y ella tenía que comenzar su jornada laboral.

Llegaron a la puerta con dos minutos de ventaja, ambos respiraban agitadamente, pero no importaba, porque lo habían conseguido. Shuhua le dedicó una de sus grandes sonrisas a Xukun. Puede que su vida fuera difícil en esos momentos, pero no importaba, merecía la pena. Lo recordaba cada vez que miraba al pequeño. Se parecía tanto a Xiaojun.

Colocó bien sus pelos antes de entregarle la pequeña mochila. Le dio un pequeño beso en la frente y el niño le regaló un abrazo, asegurándole que la echaría de menos. Hoy, como hace unos días, no volverían a verse hasta la noche.

Cuando el niño cruzó las puertas, el conserje cerró. Shuhua ni siquiera pudo seguir el cuerpecito de su niño mientras corría hacia el edificio. Suspiró, la tristeza la había llenado nuevamente. No creía ser capaz de acostumbrarse nunca a la idea de estar alejada de su bebé durante tantas horas. Pero algún día, merecería la pena todo ese esfuerzo. Era la promesa que se había hecho a sí misma, y la que le había hecho a Xukun.

Todo el dinero que Xiaojun le hubo dejado a ellos, estaba en una cuenta aparte. Para el futuro. Ella no había querido vivir de ese dinero que era de ambos. Había decidido dejarlo allí hasta que Xukun tuviera que ir al instituto, y luego a la universidad. Xiaojun había dejado una cantidad generosa, pero ella nunca lo había querido por su dinero. Ella no quería ese dinero.

Miró la hora de su reloj. Si no se daba prisa, no llegaría a su trabajo.








Antes de subir por el edificio, entró al baño público. Se le cortó el aliento al ver su maquillaje un poco corrido a causa del sudor y sus cabellos un poco despeinados. Acomodó su aspecto, arreglándose con rapidez. Si la veían así, nunca la tomarían en serio.

Ya la juzgaban lo suficiente por ser madre soltera. Escuchaba lo que la gente decía, aunque ellos creyesen que no lo hacía.

En realidad, no le importaba que pensasen lo que quisieran. Ella se mantenía a salvo con la verdad. Esperaría a que alguien le preguntase por qué criaba a su hijo sola. O por qué estaba en Corea y no en su natal China. Quizás, si alguien se molestase en conocerla allí, serían capaz de saber la historia. La realidad, su verdad. Pero ella era solo una minúscula hormiga. No era nadie.

En un trabajo como el suyo, la gente no era buena. Pisoteaban sin escrúpulos al resto, si esto suponía avanzar. Ella creía que todos los trabajos eran igual de agresivos, pero la competencia que existía en su mundo, no era igual que en todos.

good, good woman [SooHua]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora