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Recogió sus cosas con cuidado. Su cabeza estaba llena de recuerdos, de pensamientos que se entremezclaban entre ellos. Estaba teniendo que tomar decisiones muy importantes y, pese a creer que estaba tomando el camino correcto, no podía evitar dudar de ellas. De todas. Un suspiro escapó de entre sus labios, una pequeña marca de su agotamiento. Estaba cansada de aquella situación. Su vida había sido tan tranquila, todo parecía empezar a ir bien para todos, pero una vez más, todo parecía desmoronarse, incluso para ella.

Salió del despacho que compartía con Sungjae. Normalmente, él era el último en salir, nunca tenía prisa por llegar a su solitario apartamento, pero hoy necesitaba salir pronto. Había quedado en almorzar junto con Sooyoung. A Soojin le pareció adorable que antes de salir le dijera que, si tenía alguna duda con respecto a su ropa, le mandaría fotos por mensaje. Sabía que no lo haría realmente. Sungjae solía ser muy reservado. Además de contar con un gusto exquisito para la ropa. Taemin y él ayudaron a su hermano a elegir el traje ideal para el día de la boda.

Soojin recordó que ambos estaban tan emocionados que parecían estar más nerviosos que el propio Kai. Sungjae y Kai habían hecho una buena amistad después del incidente de la noche de graduación. Así que, junto a Jimin, formaban un hermoso grupo de amigos, en el que el único que parecía llevar una vida romántica buena y estable era su hermano.

- Profesora, ¿puedo hablar un momento con usted? - preguntó una voz suave.

Se giró, encontrándose de frente a Maya. La joven tenía el cabello largo y castaño. Sus ojos estaban un poco entrecerrados y sus manos jugaban, en clara señal de nerviosismo. Soojin no entendía como la joven podía seguir estando nerviosa ante su presencia. Ambas habían hablado demasiadas veces. Por lo general, era siempre ella la que encontraba a otros alumnos golpeando a Maya.

Miró su teléfono, comprobando en este la hora.

Hoy había quedado con una buena amiga. La conoció hace años cuando su hermano se casó. Ella era la prima de la novia. Ambas habían sido llamadas para ser damas de honor, así que habían pasado bastante tiempo juntas. Pese a Miyeon ser mayor que ella, ambas se habían llevado muy bien. Hoy, por primera vez desde hace un par de meses, habían decidido quedar para ponerse al día. Además, Miyeon pronto se iba a casar y estaba deseando contarle acerca de los planes que tenía para la ceremonia. Ambas habían coincidido siempre en las anotaciones que le daban a la esposa de su hermano. Tenían un gusto parecido.

Aún le quedaba un poco de margen. El horario de guardería se extendía para el comedor. Miyeon hoy se tenía que quedar como profesora responsable de este.

- Claro - susurró, acompañando sus palabras por un leve asentimiento -. ¿Ocurre algo?

- Esto... Quería disculparme con usted - susurró -. He faltado a su confianza. Nunca debí decirle a mi madre lo que usted me contó.

- Maya - la llamó. Sabía que esa conversación llegaría en algún momento -. No tienes nada de qué preocuparte.

- Pero... a causa de eso, mi madre cree...

- Esos son temas de mayores, ¿de acuerdo? - la otra asintió no muy convencida - Tú tienes demasiados problemas ya como para añadir más, todos tenemos un límite.

- ¿A qué se refiere...? - preguntó.

Soojin solo negó con la cabeza, restándole importancia. La carta de Chuu volvió a llegar a su mente. El recuerdo era tan nítido que podía sentir el tacto del papel hormiguear en sus dedos. Cerró las manos con fuerza. No le diría a Maya que tenía miedo de que la joven se quisiera quitar la vida como intentase llevar más carga de la que podía. No era su lugar, y tampoco quería meter ideas en su cabeza. Ella la observaría como siempre, a una distancia prudencial, cuidándola sin decir nada.

good, good woman [SooHua]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora