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Se tapó el rostro con un mano, impidiendo que los rayos de sol la obligasen a mantener los ojos cerrados. Aquel día era especialmente cálido y brillante. Muchas personas habían decidido visitar el pequeño parque. Le sorprendía que tantas personas hubieran decidido hacer una pausa aquel día para disfrutar del buen tiempo. Allí no era muy común, pocas veces podían disfrutar de días tan buenos. Una sonrisa se dibujó en su rostro al verlos llegar. Detalló a la mujer que venía con un pequeño niño de su mano. Era una visión angelical, tan bonita que parecía irreal.

- Por fin llegaron - les dijo.

Ella le sacó la lengua en un gesto juguetón, mientras que el pequeño se tiraba a sus brazos. Recordaba vagamente haber hablado con Shuhua acerca de Xukun. Él cada vez tenía más curiosidad acerca de su padre, de su familia. La que Shuhua había dejado atrás al abandonar Corea. Habían estado barajando la posibilidad de volver a China. Un pequeño viaje, que Xukun pudiera conocer en persona a sus tíos y a sus abuelos paternos.

Soojin estaba segura de que todos se enamorarían del pequeño Xukun. Sobre todo los padres. Según Shuhua, el pequeño se parecía demasiado a su padre. En todo. Era una niño bueno y alegre, optimista y comprensivo. Había heredado tantas cualidades buena del mayor que todavía le sorprendía que fuera también su hijo. Ella la había regañado tantas veces por aquella forma de pensar. No le gustaba que Shuhua siguiera pensando en ella como alguna clase de villano. Estaba lejos de serlo.

La había visto tratar con Xukun. El niño estaba aprendiendo todas esas cualidades "heredadas" de ella. Estaba siendo un ejemplo para el pequeño Xukun.

- El otro día la profesora me dijo que no podía pintar a mi madre y a la amiga de mi madre cuando me pedían que pintase a mi familia - le contó el niño a Soojin -. Pero tú eres como mi mami - hizo un puchero.

- Tendré que hablar con Miyeon - bufó Soojin.

No le gustaba que le dijeran eso a su pequeño Xukun. Él la había aceptado en su pequeño círculo. Él la trataba casi como si fuera otra madre, su otra figura familiar más cercana. Era normal, el avance lógico de las cosas. Shuhua y ella no dejaban de pasar tiempo juntas. Cada vez se involucraban más la una en la vida de la otra.

Era lo que tenía ser pareja a fin de cuentas.

Shuhua llevaba consigo un pequeño paquete que Soojin amaba. Xukun era el hijo que siempre quiso y nunca pudo tener. Su corazón se calentaba siempre que pasaba tiempo con ellos. Cada vez, el pequeño tomaba más y más confianza. Según Shuhua, pronto la estaría llamado "Mamá Soojin".

Ellas ya le habían hablado de su relación especial, se la habían explicado con cuidado, para que el niño pudiera entenderla bien. Soojin estaba sorprendida aún de que las cosas se hubieran tornado así. Ni siquiera recordaba cuánto llevaban juntas. Sus recuerdos parecían ceder al momento. Eran una imagen borrosa en su mente.

- ¿Entonces podré dibujarte también? - preguntó él, esperanzado.

- Por supuesto - le sonrió mientras acomodaba su cabello.

El niño se lanzó a sus brazos mientras que Shuhua se sentaba a su lado. Un pequeño día de picnic, recordaba ese plan. Shuhua le había confesado hace un par de días que nunca había ido de picnic, pero que siempre había envidiado a sus amigos. Desde pequeños, ellos habían ido a días de campo familiares.

Soojin se había pasado casi todos los veranos de su infancia y niñez en una casa de pueblo. Era una costumbre para ella salir de su casa a medio día con una cesta y reunirse con los vecinos. Su hermano solía acompañarla y cuidar de ella, como siempre. Aunque él no disfrutaba demasiado aquello. Cuando era pequeño, Jongin era tímido y se ponía nervioso con mucha facilidad. Por ello, nunca quería estar con el resto de chicos del pueblo, menos con las chicas. Pero estas se veían atraídas hacia él.

good, good woman [SooHua]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora