good, good woman [SooHua]

[21]

Estaba nerviosa. No, no estaba solo nerviosa. Estaba completamente errática, pero es que no esperaba poder tener tiempo a solas con su mayor tan pronto. Querría haber podido aclarar su mente y sus sentimientos antes de que llegase ese día. Pero el tiempo había pasado burlonamente rápido y, después de tener la bendición de Renjun, casi había sido echada de su propia casa.

Sabía que su amigo lo hacía con las mejores intenciones, es decir, poder quedarse a solas con Hendery, pero también lo hacía por ella. O eso quería pensar. Sabía que debía pasar página de una vez. La vida no iba a esperarla para siempre y, no se le volvería a plantear una oportunidad así en su vida. Suficiente suerte estaba teniendo al ser recibida de nuevo por Soojin después de la historia que tenían juntas.

Si el caso se hubiera dado a la inversa, ella no estaba segura de haber tenido la capacidad de perdonar a la contraria, o siquiera de volver a confiar en la otra.

La vio entrar en la pequeña cafetería. Decir que destacaba era quedarse corta. Su cabello rubio, que resaltaba sobre la mayoría de las tonalidades oscuras, y sus labios rojos, siempre rojos, como si acabase de beber sangre. No había persona en el lugar que hubiera podido evitar contemplarla durante unos segundos.

Ese era el poder que tenía Soojin, su presencia era simplemente hipnótica.

Cuando la vio, le dedicó una amplia sonrisa, que fue respondida de inmediato. Si había algo que Shuhua siempre había envidiado de Soojin, y había envidiado muchas cosas acerca de ella, era su sonrisa. Por sobre todas las cosas. Aquella sonrisa roja era su foco de envidia, porque ella no sonreía tan ampliamente, ni de forma tan bonita. Ni siquiera el rojo le sentaba tan bien. Siempre se había mantenido alejada de él, como si fuera el color del pecado.

Había empezado a pensar que pecar tampoco era tan malo.

Si el infierno lucía tan tentador como Soojin, ella estaba dispuesta a ser condenada eternamente, y aquello la abrumaba y la asustaba. Había sentido cosas fuertes antes. Había sentido una fuerte atracción por Soojin, un deseo abrasador que no había podido evitar consumir en el pasado. Un deseo que le había hecho enloquecer y olvidar todo. También había amado, de la forma más pura e inocente, a su antiguo esposo. Xiaojun y ella habían formado una pareja celestial, con un amor tan inocente, tan infantil. Pero estaba segura que lo había amado.

Pero nunca había sentido nada como lo que ahora Soojin despertaba en ella. Era diferente que la primera vez.

- De nuevo en una cafetería, ¿eh? - preguntó con una sonrisa.

- Parece ser nuestro lugar - comentó -. ¿Cómo estás? Se te ve cansada.

- Estuve haciendo cosas hasta tarde - se quejó Soojin -, lamento no haber tapado bien las marcas del cansancio. Supongo que ni siquiera he sido capaz de notarlas. Debería ir a...

Antes de que pudiera levantarse, Shuhua tomó su brazo, parando cualquier movimiento. Los ojos, ligeramente maquillados, de Soojin se centraron en ella.

- Estás preciosa así, no te preocupes - susurró.

Soojin asintió. De nuevo aquella sonrisa haciéndose presente. Sus mejillas habían adquirido un ligero tono rosado que, por suerte, se camuflaba bajo la pequeña capa de base que se había colocado antes de salir. No estaba acostumbrada a maquillarse demasiado así que, los días que no había descansado bien, no conseguía que el maquillaje lo escondiese del todo.

- Gracias. Tú también estás preciosa.

- ¿Has venido alguna vez a este lugar? - preguntó Shuhua.

Esta vez, había sido Soojin quien había decidido el lugar donde quedarían. Shuhua nunca había reparado en esa coqueta cafetería, bañada en tonos pasteles y con música clásica de fondo. No sabía cuántas veces podría haber pasado por delante del lugar sin que su mirada viajase a su interior, sorprendiéndose por la cantidad de plantas y pinturas que adornaban cada lugar del establecimiento.