III - Estrategias

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Un incómodo silencio se formó por algunos minutos

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Un incómodo silencio se formó por algunos minutos. Mayleen había esquivado el dardo envenenado de Baelish, que aún tenía presente la charla del día anterior y, por lo visto, no encajó bien el rechazo.

—Sea lo que sea, queda una carta —intervino Tyrion, mostrándose compasivo con su sobrina— ¿es esa de Stannis?

—Exacto, y sus palabras son… —miró a Mayleen— preocupantes.

—Tranquilos, sé que se comenta por todo el Reino que mis cuatro hijos son fruto de Jaime y no de Robert. ¡Mentiras! —Cersei miraba a todos y cada uno de los presentes, que bajaban los ojos en señal de aceptación. Todos menos Tyrion, obviamente.— ¡Nadie quiere a Stannis como rey! Y ¿cómo conseguiría el poder si no es a mano de una buena mentira?

—También debemos contar con la rebelión de Renly, la cual los Tyrell apoyan.

—Se comenta que Stannis viaja con una sacerdotisa roja y que por culpa de la influencia de la mujer, el hermano de Robert ha modificado el estandarte, que ha adoptado el rojo de las llamas y que ha quemado a los Dioses Nuevos…—. Informó May mirando a Tyrion y Cersei moviendo la cabeza una y otra vez.

—El problema no son ni Stannis ni su hermano, debemos frenar la guerra con el Norte. Robb Stark no se detendrá hasta obtener lo que busca—. Sentenció el enano dando por concluida la vista.

Uno a uno, los miembros del consejo iban abandonando la sala. Cersei de escabulló la primera, estaba más preocupada por salir de aquel lugar que de otra cosa. Stannis estaba divulgando su secreto y aunque pudiera controlarlo dentro de los muros de la Fortaleza Roja, en los Siete Reinos se diría lo que quisiera. Mayleen quiso ir tras ella a dar alguna explicación de todo su conocimiento, pero su madre tampoco quiso saber nada de ella. Finalmente, quedaron ella y el eunuco, May no se hubo levantado de la pesada silla dorada, cuando el empolvado hombre estaba junto a ella invitándola a comenzar una charla con él.

—¿A qué debo el placer, Lord Varys?—. Preguntó a la vez que caminaba a la puerta.

—Debo reconocer que estoy asombrado con vuestras cualidades para obtener información, manipular a mis pajarillos y no ser descubierta.

—Es algo que la mayoría no ve venir —la chica giró a la izquierda, pasando por una sala llena de columnas—, bien porque soy una damisela, bien porque no me ven capaz de algo como eso o ¡id vos a saber!

—Lo cierto es que tengo esa curiosidad por cómo hacéis todo sin que consiga enterarme, mi Lady —el hombre gordo se paró junto a una fuente y miró a la rubia—, llevo pensando en la posibilidad de que os uniéseis a mí.

—¡Primero Meñique y ahora vos! Cada vez comprendo menos a los adultos. ¿Cómo confiáis con una niña para un trabajo tan arriesgado?

—¿A qué os referís?—. Mayleen sonrió.

—¡Vamos! ¡Sois consejero de los Rumores! Sabéis que sé mi origen bastardo, lo sabéis desde que crecía en el vientre de Cersei. Sabéis que todo es una farsa por mantener el poder Lannister. Os conozco, Lord Varys, os observo desde que era una cría y puede que hasta hace unos meses aún fuera la hija impertinente y manipulable de Cersei.

Loyalty || Juego de TronosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora