XII - Florecimiento

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—Vamos a darle la vuelta al colchón

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—Vamos a darle la vuelta al colchón. Sujeta aquella punta —Sansa hacía todo lo que Mayleen le ordenaba y agarró el colchón con firmeza—, haz fuerza y tira hacia arriba —la puerta se abrió en el momento y a ambas se les paró el corazón. Por suerte sólo era Shae que corriendo se dispuso a ayudarlas—. Necesitamos esconderlo, por favor, coged sábanas nuevas.

Dieron la vuelta al colchón, pero descubrieron que la mancha había traspasado todo y se esparció por la parte de abajo también. Shae lanzó las sábanas limpias para esconder la sangre cuanto pudiera y cuando todo parecía bajo control, la puerta estaba entreabierta y otra criada vio todo.

—¡Se lo dirá a Cersei!—. Dijo Sansa en un grito ahogado.

—Yo me encargo—. Respondió Shae saliendo de la habitación, persiguiendo a la mujer. Mayleen continuó haciendo la cama y cuando fue a pedir ayuda a la afectada, la vio tiesa sin moverse mirando una figura en el marco de la puerta: Sandor.

—Sandor, por favor dejadme…

—¿Por favor? ¿Dónde está Mayleen Baratheon? La que yo conocía no daba ni las gracias—. Era cierto, May no acostumbraba a pedir las cosas por favor ni a ser amable con aquellos que la rodeaban, tan solo cuando era estrictamente necesario.

—Está bien —la chica se dirigió a él y se plantó enfrente. Se cruzó de brazos, levantó la cabeza para mirar sus ojos y habló de nuevo.— No vais a decir nada de esto a mi madre. Haréis como que no habéis visto nada. Sansa ha recurrido en mi ayuda y se la estoy prestando, no podéis meteros por medio.

Sandor aplaudió sarcásticamente y sonrió sin gracia, lo cual dejaba una expresión rara. Una mezcla de burla y asombro.

—Como espada juramentada, mi responsabilidad es informar a la reina de los hechos importantes. Este lo es—. El Perro se dio la vuelta para largarse.

—¡No osaréis decir nada de esto o…!

—¿O qué? —la interrumpió sin mirarla. Mayleen no habló en esa ocasión. Se mantuvo callada y expectante, con una mirada enfurecida—. Estoy harto de vuestras amenazas vacías. Todo ha cambiado y ya no sois lo que érais.

Esas palabras la dejaron helada y la hicieron meditar; sin embargo, era cierto. Empezó teniendo poder, ella ordenaba cosas y otros las cumplían. Después de que Eddard fuese condenado y asesinado injustamente todo cambió. Ella era la amiga de un traidor, casi como una paria que reniega de su familia. ¿Quién le quedaba de esta? ¿Jaime? Sí, pero se encontraba a cientos de kilómetros de la capital. Pero ¿y sus aliados? Petyr Baelish, un consejero más astuto que manipulable. Escurridizo y traicionero. Bronn, un codicioso mercenario lleno de lujuria que más bien de poco le servía. Tenía que salir de allí cuanto antes, y la batalla naval que iba a tener lugar en pocas semanas le venía de perlas.
Salió de la habitación de Sansa con aire derrotado, sería mejor que se cambiara de ropa y fuera a hacer algo productivo, con suerte habría algo de lo que enterarse.

Loyalty || Juego de TronosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora