Warriors {daryl dixon}

treinta y siete

Alexa

Las palabras de Daryl me dejaron toda la tarde pensando. ¿Era su novia?. Pero si hace unos días me decía que no quería y ahora al darse cuenta que Hayden "me coquetea" según el, esta loco con decir que es mi novio.

Estuvo toda la tarde evitándome por esta tontería, ya era de noche y Carol estaba haciendo una sopa para cenar. Había que llevarle a la gente que estaba en cuarentena su comida. Entre los enfermos estaba el Dr S, Glenn, Sasha y más gente. No había nadie que los cuide desde adentro. Aunque Hershel se había ofrecido reiteradas veces Maggie no dejaba que su padre se exponga de esa manera, es un virus que no sabíamos que era y él es un hombre grande, es un grupo de riesgo. No podemos arriesgarnos.

Estaba en mi celda afilando mi cuchillo con una piedra mientras Alaska estaba con Carl haciéndome compañía.

— ¿Crees que es coronavirus?.— pregunta Carl.

— No se, no recuerdo que sean esos síntomas.— dije mirándolo.

— Podría ser otra pandemia.— dice el.

— Dios nos quiere matar.— dije bromeando.

Siento unos pasos entrar a mi celda y veo que es Daryl. Ambos hicimos contacto visual, él estaba parado en el marco con las manos hacia atrás mirándome.

— Bueno antes de que se empiecen a besar me voy.— dice el niño agarrando su cómic con cara de asco y se va.

Yo solo río.

— Hola.— le dije para después bajar mi vista en mi cuchillo.

— Lo lamento, soy un idiota.— dice bajando la cabeza.

— Lo sé .— dije haciendo una mueca.

Camina hasta mi y saca detrás de él una flor blanca.

— Nunca hice esto en mi vida así que no me juzgues.— dijo nervioso.— ¿Quieres ser la cosa que más ame en este mundo? Incluso más que a mi moto.— pregunta mientras me mira fijamente.

No puedo explicar lo que siento al escuchar estas palabras de él, fue como un estallido de mariposas dentro de mí y parecía que se me iba a salir el corazón del pecho.
Sonreí al verlo nervioso rascándose la nuca mientras me miraba asustado.

— Si Daryl.— dije agarrando la flor.

Él sonríe y suspira con alivio.

— Estuve pensando mucho lo que hablamos. Si quiero vivir lo que me queda de vida al máximo, quiero amarte al máximo para siempre.— dijo acercándose a mi.

Sonreí y lo atraje hacia mi. Nos fundimos en un suave beso, su barba me hacía leves cosquillas en mi cara. Sus manos estaban en mi cuello y las mías en su cabello alborotándolo.

Nos esperamos y el sonrió.

— Te amo.— dije mirándolo y el sonrió.

— Yo también.— dijo besándome las manos.

Este parecía el mejor día de mi vida, no exagero. El primer hombre del que me enamore tan fuerte ahora es mi novio. Es una locura, pero lo bueno no dura para siempre. Luego de este maravilloso momento se escucha un fuerte estruendo fuera de la prisión. Nunca podemos estar tranquilos.

Ambos nos miramos confundidos y fuimos corriendo hacia abajo. Me puse el cuchillo en la cintura y al bajar estaban todos tan confundidos como nosotros.

— ¡Las vallas!.— grita Maggie.

Daryl tenía su ballesta colgada en su espalda y yo mi cuchillo en la cintura.

Salimos corriendo para ver de qué se trataba y evidentemente eran las vallas. Maldita sea estaba lleno de caminantes.

— ¡Alaska!.— la llamé y ella vino corriendo a mi lado. Esto se hace mejor de a dos.

No éramos muchos ya que la gran mayoría estaban en cuarentena por el virus.

— ¡Alexa ven conmigo!.— dice Daryl.

Comencé a correr siguiéndolo y pudimos ver a lo lejos a Rick disparando. Estaba fuera.
Alaska me seguía el ritmo bastante bien, estaba infestado de caminantes. Hoy habíamos limpiado todo pero como los están alimentando con ratas siguen viniendo.

Un gruñido en mi oreja me desconcentró y le clave mi cuchillo en el cráneo. Daryl disparaba sin parar a mi lado, por otro lado estaba Michonne y su katana, Maggie disparando sin parar, Tyreese desde la torre de control.

Alaska muerde la cabeza de un caminante que quiso acercarse a mi. Comencé a correr separándome de Daryl para acabar más rápido con los caminantes.

— ¡Son muchos!.— grita Becka.

— Nosotros también.— escucho a Maggie.

Saque mi pistola de mi cintura y comencé a disparar, los cuerpos caían de forma violenta al suelo. Estaba oscuro y se nos dificultaba aún más para ver.
Detrás mío siento unos disparos, volteo a verme y era Carl con una escopeta.

— Ya no juegos de niños, nunca más.— dice a mi lado.

Sonreí mientras seguía disparando y Alaska atacaba sin cesar.

Éramos Rick, Daryl, Maggie, Michonne, Tyreese, Hayden, Becka, Carol, Carl y yo tratando de controlar toda esta horda.

Se escucha un fuerte grito y volteo a ver qué sucedía y estaba Becka en el suelo luchando con un caminante que quería morder su cuello. Rápidamente le dispare sin pensarlo, el caminante cayó encima de ella muerto. Se lo saco de encima y ella asintió la cabeza en muestra de gratitud, yo asentí de la misma forma.

Miro a mi alrededor y la horda había disminuido mucho más que antes pero seguían viniendo caminantes.

—¡ Hay que levantar esa valla!.— grita Rick.

Veo que Daryl va corriendo a su auxilio. Detrás de Daryl va Hayden. Estaban entre los tres tratando de levantar la valla.

Los demás seguíamos despejando la zona.

—¡Necesitamos más ayuda!.— grita Daryl.

Michonne y yo corremos a su rescate. Detrás mío venía una Alaska muy violenta.

Los caminantes empujaban la valla mientras los chicos trataban de ponerla en pie. Hayden estaba en una punta, Daryl en el medio y Rick en la otra.
Michonne y yo nos pusimos una de cada lado ayudando a levantarla cuando de repente se escucha un grito desgarrador. Miro y era Hayden. Un caminante le estaba mordiendo el brazo. Todos nos quedamos perplejos, menos Michonne que actuó rápido, mato al caminante con un fierro.

Todos nos quedamos con la boca abierta sobre lo sucedido, Hayden gritaba de dolor. Detrás se escuchaba a Becka gritando. Nadie sabía que hacer.

De pronto Hayden estaba en el suelo, corrí rápidamente hacia el.

— ¡Hay que llevarlo dentro! ¡Se va a desangrar!.— dije mientras le tapaba la herida con un pañuelo que tenía en mi bolsillo con la esperanza de parar la hemorragia.