cuarenta

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Alexa

Quise luchar con el caminante que se me venía encima pero resbalé. Me agarre del fierro que sobresalía de la ametralladora. Este se tambaleaba y el caminante insistía con comerme.

Le di un giro y caí al tobogán en círculos donde había caído Daryl hace unos segundos.

Estaba de panza en la plataforma en forma de espiral y el fierro cayó no muy lejos mío. Un caminante amenazaba con morder mi pierna. Patee su cara y me escurrí hasta llegar al fierro, pude ver que Daryl luchaba con el caminante para sacárselo de encima.

Me puse de pie y lancé un grito al golpear al caminante en la cabeza. Me arrastre hasta donde estaba Daryl y le clave en la cabeza el fierro y este cayó muerto deslizándose hasta el hueco donde estaban los otros caminantes. Daryl estaba agitado, se arrastró hacia mí y me abrazó asustado.

Pude escuchar su corazón que estaba tan alterado como el mío, nuestras respiraciones eran irregulares, más bien eran bocanadas de aire.

— Hay que salir de aquí.— dijo mientras nos separábamos.

Asentí mientras me paraba y me agarraba fuerte de los bordes para subir nuevamente a la torre donde habíamos dejado nuestras mochilas.

(...)

El aire fresco daba en mi cara, cerré los ojos por un momento disfrutando del momento. El sol estaba poniéndose y el cielo se veía naranja, eran de los pocos momentos que podía disfrutar de un mundo así.

Cuando abrí los ojos vi que el me estaba mirando por el retrovisor sonriendo.

— Si no miras al frente al conducir vamos a morir.— dije cerca de su oreja.

Soltó una risa.

— No te estoy mirando Clark.— repitió mis propias palabras hace unos meses.

Esta vez reí yo. Nos quedamos en silencio hasta llegar a la cárcel, que por suerte no era de noche y nadie debía preocuparse.

Me traje el fierro que use allá para defenderme de los caminantes. Me había gustado bastante, se veía amenazante y silencioso.

Rick nos abrió la reja con una cara bastante larga, se lo notaba muy cansado y era de entenderse; la pelea con Tyreese, Karen y David quemados, el virus y Hayden.

No estábamos pasando uno de los mejores momentos pero tenemos que ser fuertes para sobrevivir a esto y sobretodo mantenernos juntos.

El motor de la motocicleta se frenó, solté a Daryl y me bajé de esta misma. Fui inmediatamente a entregar los medicamentos. Primer parada; Hershel.

Corrí hasta llegar a la zona donde estaban aislados y me sorprendí al ver a Becka sentada al lado de la puerta.

— Hey.— susurré.

Ella no levanto la mirada de sus brazos.

— Hey.— dijo de la misma manera.

Aparté la vista de ella y puse en un agujero que había para pasar cosas los medicamentos. Golpeé la puerta y veo venir a Hershel con cara un poco cansada.

— Gracias Alex.— dice el.

—¿Como están?.— pregunté y él no me dio una buena noticia con su cara.

— El Dr. S no pudo lograrlo.— dice el.

Asentí mientras me alejaba y Hershel me miraba con pena. Me fui de ahí lo más rápido que pude en busca de Hayden. Debo darle los medicamentos.

Cuando entro a la celda estaba Carol con él y se lo veía mucho más pálido que de costumbre.

— Gracias a Dios llegas, no iba a aguantar mucho más.— dice ella.

— Traje algunos anti febriles inyectables.— le  tendí la bolsa y ella la agarró rápidamente.

Me acerqué a él y le toque la cara. Estaba volando en fiebre, una hora más y nuestra única preocupación sería rematarlo.

A los minutos Carol le inyectó el medicamento con la vaga esperanza que le bajara la fiebre.

— No podemos perder a nadie más.— dije nerviosa.

— El Dr. S no lo logró.— su cara se veía realmente triste.

— Lo sé. Por eso mismo no podemos perder a nadie más.— dije parándome.— Iré a ver a Alaska.

Ella asintió y al salir de la celda me choqué con Daryl quien estaba mirando todo.

— ¿El Dr. S murió?.— preguntó.

— Si, es el primero de todos los que están ahí y entre ellos está Glenn.— dije caminando y escuchaba cómo seguía mis pasos.

— Ya tienen medicamentos, estarán mejor.— dice el.

— Espero.— dije antes de entrar a la celda de Carl y me encontré con una escena un poco rara.

Estaba Alaska llena de trenzas y coletas de pelo rosas. Carl estaba en la cama de arriba tirando una pelota en el techo mientras Alaska seguía con la cabeza la pelota. Y Max, ella estaba afilando un cuchillo con una piedra.  Lizzie y Mika habían trenzado a Alaska.

Reí al ver la escena y Daryl también.

— Yo les dije que no lo hagan.— dice Carl sin apartar la vista de la pelota.

— Yo también.— dijo Max.

Alaska al verme saltó a mi lamiéndome toda la cara y yo la acaricié, su cola se movía realmente rápido.

— Alguien va a tener que sacarle esto.— dije mirando a las niñas.

— Pero así se ve más linda.— dice Mika.

— Ese es el punto, debe ser aterradora, no linda.— dije riendo.

Las niñas asienten y comienzan a destrenzarse las colitas a mi loba.

Salí de la celda riéndome aún y Daryl estaba a mi lado.

— La próxima vez la llevamos en a motocicleta con nosotros.— dice el gracioso.

Warriors {daryl dixon}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora