-𝕊𝕖𝕘𝕦𝕟𝕕𝕒 𝕋𝕖𝕞𝕡𝕠𝕣𝕒𝕕𝕒 𝕕𝕖 𝕋𝕙𝕖 𝕆𝕣𝕚𝕘𝕚𝕟𝕒𝕝 𝕋𝕣𝕚𝕓𝕣𝕚𝕕
Al enterarse de que su madre fue quien mandó a matar a su hijo, Hannia Mikaelson se siente atrapada entre la espada y la pared, sin saber si debe decírselo a sus hermano...
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Sigurd y Eric se apresuraron al hospital en cuanto supieron que Hannia estaba ahí. Habían recibido un mensaje del Soldado del Invierno, quien nunca la había perdido de vista. Junto con él, los tres esperaban a que Hannia diera a luz para comenzar con la verdadera diversión que tanto habían aplazado.
—¿Por qué tan serio? —pregunta Eric con tono burlesco.
El soldado lo mira sin expresión alguna, sin entender ni sentir nada, solo sabiendo lo que tenía que hacer.
—No desesperes, hombre —Sigurd se sienta a su lado—. Pronto tú y tu amor se reunirán, y luego te la quitaré para que solo la veas sufrir.
El soldado frunce el ceño ligeramente.
—No nos malentiendas —habla Eric—. No tenemos nada en contra de ti, nuestro problema es con ella.
—Y pronto ella ya no estará más en esta tierra, ni en ninguna otra —completa Sigurd.
El soldado lo mira con cierta confusión al no entender del todo lo que decía. Su mente solo reproducía lo que tenía que hacer, una y otra vez.
—No te preocupes, amigo. Solo tienes que cumplir con tu parte del trato —Eric le da una palmada en la espalda—. Nosotros nos encargaremos del resto.
El soldado asiente levemente, su rostro sigue impasible. En su mente, el objetivo es claro: inyectarle cierto líquido a Hannia para que sufra, tal como le han ordenado. Sin embargo, una pequeña parte de él, enterrada profundamente, se pregunta por qué debe hacer esto.
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Han pasado cuatro días, Loki y Wanda han mantenido a los bebés bajo control con objetos mágicos. Sin embargo, cada vez que Hannia comienza a sentir dolores y su cuerpo se diseca más, agregan más objetos para contener la situación. Pero ya no puede soportar más.
Loki observa cómo los doctores preparan a Hannia para una cesárea. Se siente impotente, incapaz de hacer algo que realmente la ayude. El miedo de perderla lo consume y, en un arrebato de furia, usó su magia para mandar a volar varias sillas de la sala de espera.
—Cálmate, Loki —dice Wanda llegando a su lado—. Ella es fuerte, saldrá de esto.
—Esas pequeñas bestias la están matando —responde Loki con rabia contenida—. Simplemente no se llenan.
Wanda lo mira con algo de lástima, luego voltea hacia los doctores y nota que están ignorando ciertas cosas. Además, se da cuenta de que la sección donde se encuentran está completamente vacía.
—¿Qué les dijiste a los doctores?
—Solo me metí en sus mentes para que ignoraran lo que su ciencia no puede explicar —responde Loki. Wanda observa el pasillo vacío y Loki entiende lo que implica—. No los maté, si eso es lo que te preocupa. Hice que algunos doctores cerraran esta parte del hospital. No queremos que una cesárea vampírica llame la atención, ¿verdad?
