-𝕊𝕖𝕘𝕦𝕟𝕕𝕒 𝕋𝕖𝕞𝕡𝕠𝕣𝕒𝕕𝕒 𝕕𝕖 𝕋𝕙𝕖 𝕆𝕣𝕚𝕘𝕚𝕟𝕒𝕝 𝕋𝕣𝕚𝕓𝕣𝕚𝕕
Al enterarse de que su madre fue quien mandó a matar a su hijo, Hannia Mikaelson se siente atrapada entre la espada y la pared, sin saber si debe decírselo a sus hermano...
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Nueva York, 1941
Apenas habían llegado al lugar y Bucky ya se había ido al baño, dejando a Steve solo en la barra del pequeño restaurante establecido en la "Exposición Mundial del Mañana". Al salir, lo vio platicando con una mujer. Era la primera vez que lo veía hablando con una mujer, y sonrió para sí mismo.
Por fin, una mujer le ponía atención. Podía notar el nerviosismo de su amigo al hablarle. Se sentó en uno de los asientos de la barra, queriendo ver cómo era ella. Tenía demasiada curiosidad, pues parecía una mujer muy fina y con dinero. Tenía el cabello castaño cayendo por su hombro derecho. En un momento, la mujer volteó en busca del cantinero, y fue entonces cuando Bucky pudo verla mejor.
La mujer tenía una expresión amable y elegante, con ojos que reflejaban inteligencia y gentileza. Bucky observó cómo Steve trataba de mantener la compostura, sus manos estaban ligeramente temblorosas mientras hablaba. La escena lo hizo sonreír más ampliamente; estaba feliz por su amigo, pero también un poco intrigado por la mujer que había captado la atención de Steve.
A pesar de estar sentado, sentía cómo sus piernas se debilitaban con el encanto y la belleza de la mujer. Se podría decir que había quedado flechado por ella.
En la ciudad se le conocía por salir con muchas mujeres, pero eso era porque le gustaba disfrutar de su soltería, más aún después de terminar una relación que no tenía futuro.
No quería hacerle esto a su mejor amigo Steve, pero necesitaba saber el nombre de la mujer. Así que se levantó y fue hacia ellos.
—No sabe hablar con mujeres, ¿verdad? —cuestionó la mujer con diversión mientras volteaba hacia el rubio.
—No había tenido una conversación tan larga con una mujer. A veces ni me dejan terminar de emitir alguna palabra — La mujer entristeció al notar la voz apagada del rubio.
Ella sintió la necesidad de animarlo, de hacer algo que él nunca olvidara, así que hizo lo que mejor sabía hacer.
—No desesperes, Steven —habló sin despegar su mirada de él—. Algún día llegará una pareja perfecta para ti, todos tienen una. Solo hay que esperar y luchar por ella.
—Esperar y luchar por la pareja perfecta —repitió el rubio.
—Hola, soy el sargento James Barnes, amigo de Steve —El castaño le dio una palmada en el hombro a su amigo al decir su nombre, y este pareció salir de un pequeño trance.
Bucky tomó la mano de la señorita y le depositó un beso.
—Un gusto, Sargento Barnes —dijo la mujer, mirando detrás de él. Cuando el castaño apareció, la mujer notó que había gente indeseada en su ciudad.
