-𝕊𝕖𝕘𝕦𝕟𝕕𝕒 𝕋𝕖𝕞𝕡𝕠𝕣𝕒𝕕𝕒 𝕕𝕖 𝕋𝕙𝕖 𝕆𝕣𝕚𝕘𝕚𝕟𝕒𝕝 𝕋𝕣𝕚𝕓𝕣𝕚𝕕
Al enterarse de que su madre fue quien mandó a matar a su hijo, Hannia Mikaelson se siente atrapada entre la espada y la pared, sin saber si debe decírselo a sus hermano...
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A la mañana siguiente, Klaus había localizado a Finn y, junto con Rebekah, fueron a buscarlo mientras Elijah se dirigía a encontrar a su madre.
—Hola, Finn —saluda Nik, haciendo que Finn volteara un par de segundos hacia él.
—Hola, Niklaus —saluda, volviendo a mirar el camino—. No tengo nada de que hablar contigo
—No estoy aquí para charlar. Te lo preguntaré una vez, ¿dónde está nuestra madre?
—Se ha ido a buscar otra manera de acabar con nuestras abominables vidas. Y cuando la encuentre, me sacrificaré de nuevo.
—Pues qué bueno que te encontré. Quiero tu ayuda.
—No tengo deseos de ayudarte —suelta una risa irónica—. Quiero verte muerto.
—Bueno, ese es el asunto. Nunca me verás muerto, porque si yo muero, entonces tú mueres, así que será un deseo sin cumplir —contesta burlón.
—Oh, vete a molestar a alguien más, Niklaus —dijo Finn con fastidio.
—¿Por qué, cuando puedo molestar a mi hermano mayor? —replicó Klaus en tono de burla—. Necesito que me acompañes a la mansión para que Hannia pueda deshacer el hechizo de Esther que nos vinculó a todos juntos.
—¡No tengo deseos de desvincularme! —respondió Finn con firmeza.
—De nuevo con los deseos —Klaus rodó los ojos, interponiéndose en el camino de Finn—. Déjame explicarte. . . Vas a venir conmigo o te pondré de vuelta en ese ataúd en el que te pudriste durante 900 años.
—Lo que le pase a uno, les pasa a todos. Puede que tú y Hannia no sientan los efectos de la daga, pero perderás a tu preciosa Rebekah.
—No sería la primera vez —respondió Klaus, desafiante.
Finn sacudió la cabeza en forma de desaprobación y se alejó un poco de Klaus, usando su velocidad vampírica para esconderse en el callejón más cercano. Pero alguien se le había adelantado.
—No hagamos esto más difícil de lo que ya es, mi querido hermano —dijo Rebekah, interponiéndose en su camino.
—¿Estás de su lado? Rebekah, él nos guardó en cajas.
—Al menos no trata de extinguirnos.
Finn se dio media vuelta al sentir la llegada de Nik.
—¿Y qué vas a hacer? ¿Matarme?
—Oh sí, eso es, tienes un deseo de muerte. Bien. Patético, pero bien. La cuestión es que no voy a dejar que arrastres al resto de nosotros contigo.
Klaus tomó a Finn por el saco y lo lanzó contra la pared de su derecha, y luego contra la de la izquierda, debilitándolo.
