-𝕊𝕖𝕘𝕦𝕟𝕕𝕒 𝕋𝕖𝕞𝕡𝕠𝕣𝕒𝕕𝕒 𝕕𝕖 𝕋𝕙𝕖 𝕆𝕣𝕚𝕘𝕚𝕟𝕒𝕝 𝕋𝕣𝕚𝕓𝕣𝕚𝕕
Al enterarse de que su madre fue quien mandó a matar a su hijo, Hannia Mikaelson se siente atrapada entre la espada y la pared, sin saber si debe decírselo a sus hermano...
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Elijah se había sentado por un momento, observando cómo su hermano lidiaba con diversas emociones.
—Recuerdo que era mejor poeta —comenta Klaus, observando nuevamente el cuerpo desde su altura.
—No diría que esto es poético.
Klaus se levanta y se dirige hacia la puerta.
—Quiere que la encontremos. Vamos.
—¡Qué ansioso, Niklaus! —Elijah se levanta de su asiento con curiosidad—. La última vez que mencionaste su nombre fue hace mil años, cuando dijiste que no lo dijera en tu presencia.
—¿Quieres que espere a que deje sus lindas tarjetas por toda la casa?
—Hay algo que no te he. . .
—Si quieres revelar un secreto de hace mil años, te sugiero que lo guardes por ahora. Encontrarla y eliminarla es ahora nuestra prioridad.
—Niklaus. . .
—No ahora, Elijah. Será mejor que te vayas y busques a Natasha.
Klaus no esperó ni un segundo más; ya tenía en mente dónde podría encontrar a Aurora. Elijah hizo una mueca, luego trató de apartar ese problema de su mente y se concentró en encontrar a su Natalia.
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Hannia había atado a Tristán a una silla y le había dado una mordida con su veneno para debilitarlo. Después de trazar el pentagrama alrededor de él, se dirigió a la habitación contigua.
Se miró en el espejo del tocador en el cuarto de Rebekah, levantó un poco su blusa mostrando un pequeño bulto en su vientre, ahora entendía su origen. Pasó ambas manos sobre él, cerró los ojos y susurró:
Al terminar de recitar su hechizo, escuchó cómo Tristán empezaba a emitir unos pequeños gemidos.
—Al fin despiertas —dijo acercándose a su cuello para darle otra mordida y acelerar el efecto del veneno. Tristán soltó un grito—. Por favor, no seas tan quejica, o te daré algo por lo que realmente llorar.
«Ya veremos quién llora al último», pensó el pelinegro.
—Te equivocas, mi querida Hannia. Solo lloro de pena —trató de ocultar el dolor en su voz—. Recuerdo la primera vez que te vi, tu belleza me impresionó demasiado, y ahora, tras este agravio a mi persona, me veré obligado a arrancar esos encantadores ojos de su perfecto cráneo.
Hannia le sonrió de manera burlona e insolente mientras se acercaba a él. Se posicionó detrás y tomó su cabello para echarlo hacia atrás.
—Elijah dijo que tienes parte de las coordenadas de la ubicación de Rebekah. Solo dímelo y estarás libre de dolor.
