-𝕊𝕖𝕘𝕦𝕟𝕕𝕒 𝕋𝕖𝕞𝕡𝕠𝕣𝕒𝕕𝕒 𝕕𝕖 𝕋𝕙𝕖 𝕆𝕣𝕚𝕘𝕚𝕟𝕒𝕝 𝕋𝕣𝕚𝕓𝕣𝕚𝕕
Al enterarse de que su madre fue quien mandó a matar a su hijo, Hannia Mikaelson se siente atrapada entre la espada y la pared, sin saber si debe decírselo a sus hermano...
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Desde que Kol se enteró de que Hannia les había contado sobre la cura a los demás, estuvo encima de Rebekah, advirtiéndole que no deberían buscarla, ya que significaba despertar a Silas.
Kol le explicó que Silas era demasiado poderoso para ellos y que no estaban preparados para lo que pasaría si él despertaba, pero Rebekah no escuchó.
Al darse cuenta de que todo esto ocurría a causa de Sandy, Kol no dejaba de observar a la persona que podía manipular. Buscaba a Steve con una mirada penetrante; su presencia imponente llenaba la habitación.
—No deberían intentarlo —advirtió Kol con voz grave y cargada de amenaza, mientras observaba a Steve arreglarse—. Ya le expliqué a Rebekah por qué no deberían buscar la cura. Sé que ella ya les contó, pero nadie parece escuchar. Buscar la cura por Sandy es algo peligroso. No saben lo que están enfrentando.
Steve mantuvo la compostura frente a la intimidación de Kol.
—Entiendo tus preocupaciones, Kol, pero no podemos quedarnos de brazos cruzados mientras Sandy sufre. Prometimos ayudarla, y eso es lo que haremos —respondió con determinación—. Además, fue tu hermana Hannia quien dio la idea.
Los ojos de Kol chispearon con furia.
—Es porque no comprenden la magnitud de lo que van a desencadenar. Si se aventuran por ese camino, enfrentarán consecuencias que ni siquiera pueden imaginar —advirtió, su tono, dejando claro que no estaba dispuesto a ceder fácilmente.
Steve terminó de arreglarse y se dirigió hacia la puerta, donde Kol seguía parado.
—Tomaremos el riesgo.
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Finn había estado pasando su tiempo con Sage; ella había sido la única mujer en su vida y no quería desperdiciar ningún momento.
—¿Nunca habías tomado tequila antes? Es vergonzoso —comenta Sage, dándole un shot a Finn.
—Contenta —dice después de tomar. Sage le pone sal en su mano y luego en la de ella.
—Lima —dice Sage después de lamer la sal.
—¡Agh! De verdad estoy asombrado de la evolución de la humanidad —comenta divertido, haciendo que Sage riera con él.
—Hey, Sage —habla un hombre moreno pasando por la mesa en la que se encontraban; luego, voltea hacia Finn e hizo una pequeña reverencia con la cabeza.
—Troy.
—¿Lo conoces? —pregunta Finn una vez que el hombre desaparece de su vista.
—Yo lo convertí.
—Lo convertiste —exclamó con sorpresa—. ¿Por qué?
—Cuando tus hermanos me llamaron, me dijeron que estamos en terreno enemigo. Así que pensé que necesitábamos refuerzos. No podemos confiar en nadie —dijo, bajando la voz.
