-𝕊𝕖𝕘𝕦𝕟𝕕𝕒 𝕋𝕖𝕞𝕡𝕠𝕣𝕒𝕕𝕒 𝕕𝕖 𝕋𝕙𝕖 𝕆𝕣𝕚𝕘𝕚𝕟𝕒𝕝 𝕋𝕣𝕚𝕓𝕣𝕚𝕕
Al enterarse de que su madre fue quien mandó a matar a su hijo, Hannia Mikaelson se siente atrapada entre la espada y la pared, sin saber si debe decírselo a sus hermano...
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Freya y Hannia llevaban encontrándose en el bar "Mystical Red Moon" varios días. Esta vez, Freya había acompañado de vuelta a Hannia a la mansión. La castaña recordó haber visto a la rubia antes. Recordó que la conoció cuando era pequeña y la habían mandado a aquella casa para brujas.
Freya le había contado todo a Hannia. Ella no podía procesar el hecho de que su hermana mayor aún estuviera viva. No podía creerle, pero tampoco podía negar el parecido con Rebekah. Hannia también recordó que aquella vez no había sido la única vez en que había visto a la rubia.
—Ese día, cuando era pequeña, no fue la única vez que te vi —dijo Freya con una sonrisa.
—Así es.
—Fue en. . . ¿1925?—Freya asintió.
—Todos pasaron las Navidades juntos en Nueva Orleans. Luego de enterarme de que habían puesto a nuestros otros hermanos en ataúdes, me sentí decepcionada. Desperté de mi sueño de 100 años solo para buscar y reunirme con mi familia, pero en vez de eso me encontré con tal atrocidad. Pero luego supe que faltaba alguien más. Alguien que no estaba en esos ataúdes. Te encontré en Nueva York —Hannia escarbaba en su memoria esos recuerdos que la rubia mencionaba—. Estabas pasando tiempo con unas brujas en un bar, me acerqué a ti y me abriste los brazos como si nada. Empezaste a salir con este hombre de negocios hasta que Klaus llegó y, después de varias discusiones, él lo mató frente a todos. Le gritaste que estabas cansada de todo esto y le juraste que jamás le perdonarías esto de nuevo.
Hannia recordaba esos momentos, pero también recordó que esos recuerdos habían sido eliminados por Klaus, quien no quería que ella los tuviera. Fue uno de los momentos en los que él se había asegurado de borrarle la memoria con la ayuda de varias brujas, y especialmente le dolió que una amiga, Gloria, le hubiera ayudado a su hermano para ese propósito.
Hannia no quería confiar rápidamente como lo hacía a menudo, pero había algo que le decía que podía confiar en Freya.
—Veo que a veces te subestimas. Hannia, de lo poco que te llegué a conocer, me di cuenta de lo poderosa que eres. Se necesitarían varios ejércitos para vencerte. Ahora entiendo por qué eres tan conocida y envidiada en el mundo de las brujas, amada por los lobos y temida por los vampiros. Eres diferente, incluso llego a pensar que Klaus te teme —Hannia la miró con confusión—. Creo que nos estamos desviando del tema. Te diré todo lo que quieras saber, pero creo que primero necesitaré explicarle algo a alguien.
—Será mejor que me vaya para que puedas procesar todo lo que acaba de suceder —dijo levantándose de la silla del pórtico.
—De las veces que nos hemos visto, se me ha olvidado preguntarte esto. ¿Dónde puedo encontrarte?
—Hay un gran edificio con una ventana circular y muy peculiar, lo podrás distinguir fácilmente. Está en la calle Bleecker 177A.
