La Caída del Folde Oeste

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El Abismo de Helm ya había reunido todas las provisiones necesarias para sostener a los habitantes del Folde Oeste por mucho tiempo, así que la evacuación de este ya daba inició y los jinetes guiados por Théodred, Orofel y Erkenbrand recorrían los pueblos para guiar a los habitantes de estos hacia la fortaleza. La marcha era lenta ya que los habitantes de estos pueblos eran en su mayoría personas mayores, niños y enfermos los cuales a su vez traigan consigo todas las riquezas que tenían para que evitar perderlo todo en la guerra, lo cual hacía que las marchas fueras bastante lentas, además también habían algunos que se rehusaban a seguir las órdenes dadas por el primer Mariscal y tenían la firme intención de defender sus hogares, cómo fue el caso de la ciudad de Berarhil en dónde sus habitantes eran duros, fuertes, altos y muy testarudos así que su líder seguido por muchos de los pobladores de la ciudad se rehusaban a acatar las órdenes y preferirían quedarse para plantar cara a los enemigos que se dispusieran a atacarlos. Pasados cuatro días de evacuaciones casi todos el Folde Oeste estaba en el Abismo o viajando hacia Aldburg, solo faltaban algunos pequeños poblados que eran los más lejanos y cercanos a los Vados de Isen. En el Abismo todos los hombres, mujeres y niños capaces de combatir fueron instruidos nuevamente en el arte de la espada, la lanza y el cabello para que así pudieran defenderse con mayores eficacias en caso de un ataque, los que se rehusaron a blandir una espada o por causas de vejez o enfermedad no podían hacerlo fueron escoltados hacia las Cavernas centelleantes en dónde podían descansar y estar a salvo. Al amanecer del sexto día de evacuación Théodred celebró un consejo junto a sus capitanes para así tener claridad en las defensas de la Marca Oeste de Rohan.

¿Cuántos pueblos faltan por evacuar?, Pregunto Théodred.

Quedan cinco mi señor, contesto uno de los capitanes, esto sin contar los que se han rehusado a evacuar.

No podremos ir a socorrerlos si los atacan, dijo Orofel, tenemos que fortalecer el paso de los Vados de Isen he hablado con algunos jinetes y estos han reportado que patrullas de Orcos cruzan la rivera y entran al Folde.

Tienes razón, dijo Erkenbrand, pero nos superan en número y si nos llevamos a los hombres nos exponemos a un ataque aquí en la fortaleza.

Y si no quedamos muestras únicas defensas en el Oeste caerán, dijo Orofel, batallones de Orcos se pasearán por El Folde Oeste quemando y arrasando con todo.

Erkenbrand tú te quedarás aquí en El Abismo de Helm, tendrás a los nuevos reclutas, instrúyelos bien, Dijo Théodred, Orofel, tú y yo iremos a cubrir los Vados con 700 Jinetes, tienes razón no podemos permitir que el Oeste caiga en manos de los enemigos, saldremos al amanecer.

Mi señor, dijo uno de los capitanes, llego un mensaje de Edoras, al parecer Asufel ha vuelto de su misión y nuestros temores eran ciertos, además, Asufel, Grimbol y su Eored vienen cabalgando en nuestro ayuda, podríamos esperarlos y marchar con más jinetes.

No, dijo Théodred, con más razón tenemos que ir a reforzar los Vados, con la traición de Saruman quedamos muy expuestos y debemos darnos prisa. Preparen a los hombres he cambiado de parecer y partiremos hoy al medio día.

A Orofel le brillaron los ojos cuando escucho que su querido hermano menor había logrado cumplir su difícil tarea y había vuelto a salvó, estaba tan feliz que por un momento se había olvidado de los planes de batalla de Théodred y solo pensaban en volver a ver a Asufel, pero la realidad volvió a él cuando de golpe entro un mensajero del Folde Oeste que pedían ayuda ya que batallones de Orcos y hombres salvajes los estaban atacando. Théodred sabía que tenía que partir y defender a su pueblo así que sin más preguntas o consejos dio un golpe en la mesa y dijo:

¡Llamad a los Rohirrims!, la batalla por el Folde Oeste acaba de empezar y partiremos de inmediato. Orofel reúne a tu Eored enseguida y espera mi llegada en la empalizada de Helm.

Orofel sin dudar fue en búsqueda de los 200 jinetes que Théodred había puesto a su cargo, todos eran hombres altos, con rostros ásperos y fuertes, tenían lanzas, espadas, una capa verde, cota de malla y un yelmo que en el medio de la cabeza tenía una cola de caballo que caiga a las espaldas de los jinetes. Todos llevaban caballos hermosos y estos traían decoraciones con piedras preciosas en sus monturas. Con su Eored lista Orofel espero en la Empalizada de Helm al resto del ejercicio que conduciría Théodred, que no tardó mucho en llegar con todos sus guerreros listos para la batalla así que Théodred se puso a la cabeza y antes de partir dijo:

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