Capitulo 10: Padrino Mochi y siendo el sensei.

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Naruto:

Después de que Kakashi quedase inconciente por la falta de chakra, un ninja con máscara Anbu de la neblina se paró al lado de Zabuza.

Le hice una pequeña seña con los dedos indicando un 12 y él dió un pequeño asentimiento casi imperceptible, salvo para mi. El ninja tomó a Zabuza, que siguió el mismo camino que el peliplata y se largaron.
Me dí la vuelta para mirar a mi equipo y fije mi vista en Tazuna.

- ¿Que tan lejos está su casa?- pregunté, mientras cargaba a mi inconsciente maestro sobre mi espalda.

- Una hora más de viaje... Pueden quedarse allí hasta que él se recupere.- señaló a Kakashi y yo asentí, siguiéndolo mientras retomabamos la marcha.

Al llegar a la casa del viejo, nos recibió amablemente su hija Tsunami y su muy enojado nieto, Inari.
Recosté a Kakashi y le quité la banda regulatoria, dejando al descubierto su ojo. Cerré la puerta para mayor privacidad y le quité la máscara, dejando libre su rostro. Tomé una sábana y tapé todo su cuerpo, incluida la mitad de su rostro para que no se sienta incómodo al despertar y salí, cerrando la puerta detrás de mi.

Al bajar al comedor, todo el equipo ya estaba sentado en la mesa para la cena. Me senté junto a Shikamaru, frente al más pequeño de la casa y comenzamos a cenar hablando de trivialidades. Todo fué bien, hasta que comenzamos a hablar del mundo shinobi y las aventuras y peligros que suponía.

- Iré a ver el oceano.- dijo con voz fría y dolida. Inari se levantó furioso y salió de la sala subiendo las escaleras sin mediar palabras, siendo seguido por su madre. Que regreso poco después con semblante triste.

Después de un rato, todos nos despedimos. Shikamaru, Sasuke y yo compartíamos cuarto, mientras que nuestro sensei dormía solo.
Subimos a la habitación los tres juntos y, mientras ellos se preparaban para dormir, yo tomé mi Katana que descansaba sobre la cama y la colgué en mi espalda, para después tomar el bolsillo con kunais y shurikens poniéndolo en mi muslo derecho.

- ¿A dónde irás? Es tarde.- habló tranquilamente Shikamaru, ya acostado con los brazos detrás de su cabeza. Recibiendo un sonido de afirmación del Uchiha, que apoyaba su punto mientras también se recostaba.

- A entrenar.- respondí cortante, tomando la perilla de la puerta y saliendo, para luego dejar atrás la casa. Volví al lugar donde Kakashi había luchado horas antes y esperé unos minutos, antes de que una figura saltara junto a mí.

- Es bueno verte de nuevo. A pasado tiempo, Mochi.- saludé con una sonrisa que él respondió genuinamente antes de darme un pequeño abrazo.

- Te e echado de menos. Mirate, estás enorme, zorrito.- yo reí y asentí. Comenzamos a hablar tranquilamente durante casi una hora, poniéndonos al día después de tres años.

- Haku también está crecido ¿Porqué no vino hoy?- pregunté, mientras sacaba de un pergamino de almacenamiento una botella de sake y dos vasos. Él me miró con una ceja alzada y yo me encogí de hombro.

- Está montando guardia en la guarida de Gato. Supuestamente yo estoy malherido, recostado en una cama y él está de seguridad en la puerta de mi habitación. Le avisé que vendría a verte, te manda saludos.- dijo sonriendo levemente, aceptando la medida de alcohol que le ofrecía. Yo asentí, para luego tomar al mismo tiempo el cálido líquido.- Tu actuación fué muy buena hoy, Gennin.- dijo burlonamente, yo gruñí.

- Cállate.- advertí. Cerré el ojo y reí por lo absurdo que ese título sonaba en mí.- Por cierto, tengo algo que mostrarte...- saqué un pergamino y de él obtuve mi máscara Anbu. Él sonrió orgulloso y la tomó.

- Así que ese viejo al fin te la dió. Felicidades, zorrito.- me acarició los cabellos paternalmente y sonreí. Acepté la máscara de nuevo y la guardé.

La botella de sake ya era historia y nuestras carcajadas se escuchaban al recordar viejas historias de mi niñez, nuestro entrenamiento y las noches mirando las estrellas en la cima de las cabezas de los Hokages.
Después de un rato, ambos nos pusimos serios, listos para hablar del trabajo.

- Lo conseguí, fué complicado pero creo que será de ayuda en tu misión. Además, tracé unos planos para ti. Todo está rotulado allí. Un ave lleva un pergamino sellado con chakra al viejo, tiene lo mismo que te dí a ti.- asentí y saqué de uno de mis bolsillos otro pergamino y se lo tendí, él lo acepto confuso.

- Es tu paga, por cumplir la misión. También está la de Haku allí.- expliqué y él negó con una sonrisa divertida. Murmurando un 'gracias'.
Luego de un rato más hablando, el sol comenzó a dejar ver sus primeros rayos, dando paso al amanecer. Ambos nos despedimos y cada uno tomó su camino, no sin antes prometer volver a vernos.

Sonreí cuando iba de vuelta a la casa. Zabuza era mi padrino, una figura paterna y mi primer sensei, no lo veía desde los seis años. Trabajaba en conjunto con la Raíz y ahora estaba infiltrado en las organizaciones Gato para conseguir información.

Al llegar al hogar del viejo, todos, menos sensei, estaban de pié ya, desayunando amenamente. Saludé cordialmente y me senté con ellos para renovar energía con una buena comida.
Después de eso, subí a la habitación de Kakashi para ver como se encontraba, junto con una bandeja con su desayuno.
Toqué la puerta y recibí el permiso de entrar.

- Buenos días, Kakashi ¿Como estás?- observé como se sentaba con dificultad y deposité la bandeja en su regazo. El asintió con una sonrisas al descubierto.

- Gracias, Naruto. Me encuentro mejor, creo que podré entrenarlos hoy...- comenzó a comer.- Tú me trajiste ¿No es así? ¿Donde está Zabuza? Él estaba consciente cuando yo me desmayé...- lo frené con una seña de mano y él me miró con curiosidad.

- Él ya no es problema, créeme.- le tendí el pergamino que Momochi me había entregado en la madrugada y él lo tomó confundido.- En la noche me infiltré en uno de los cuarteles de Gato y obtuve algo de información. Mi sigilo es perfecto, nadie me notó. Intenté trazar un mapa en base a lo que ví, aunque no aseguro que sea exacto.- oculté mis lazos con el espadachín y observé cómo sus ojos se abrieron levemente por la sorpresa y procedió a examinar el contenido.

Documentos de tierras, cuentas de la fortuna robada a la población de la Ola, un mapa y diversos informes se encontraban extendidos en la cama del peliplata. Leyó todo con suma atención una y otra vez, sin saltarse detalle.

- Bien echo, Naruto...- dijo, volviendo su mirada a mi. Me miró serio y yo ni me inmuté.- Sé que no eres un simple Gennin, pero ¿Que eres realmente?- sus ojos me miraban fijamente, intentando ver algún tipo de reacción a sus palabras o algún indicio de nerviosismo. Yo solo sonreí levemente antes de levantarme.

- Yo puedo entrenarlos hoy si quieres, después de todo... No soy un simple Gennin.- sentencié, antes de salir de la habitación escuchando un 'Hai' en respuesta.

Me dirigí a la habitación que compartía con mis compañeros y los llamé. Ellos se estaban preparando con su equipo shinobi.

- Vamos a ir a entrenar, tienen cinco minutos.- sentencié, antes de salir nuevamente para esperarlos en la entrada de la casa. Sería un interesante día.
Cuando llegaron, me miraron confusos al no ver a Kakashi fuera.- Andando.- comencé a caminar, siendo seguido por ellos.

- ¿Y Kakashi-sensei?- preguntó el Uchiha mientras caminabamos. Llegamos a un claro en el bosque, totalmente perfecto para el entrenamiento que tenía pensado para ellos.

- Él aún no está apto para entrenarlos, pero me pidió que lo hiciera por él.- el Nara asintió, mientras que Sasuke tenía en ceño fruncido.- Los entrenaré en control de chakra. Una técnica muy útil en batalla o misiones.- expliqué, mientras caminaba a un árbol y comenzaba a treparlo solo con mis pies, quedando horizontalmente.

- Genial.- sentenciaron al unísono, para prestarme toda su atención y comenzar el entrenamiento, o tortura, según se vea.

𝕊𝕠𝕝𝕠 𝕦𝕟 𝕤𝕠𝕝𝕕𝕒𝕕𝕠•Naruto Raíz• 🍂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora