Naruto:
Habían pasado un par de horas desde que el exámen había comenzado.
Ya habíamos cruzado varios grupo en batalla, pero decidimos ser justos y no intervenir.
La noche estaba cayendo y optamos por montar un campamento rodeados de sellos de invisibilidad para poder descansar.
Comenzamos a buscar un buen lugar para establecer el campamento, con un campo visual amplio y que no esté al descubierto. Debíamos ser inteligentes y no poner en riesgo la misión por un poco de sueño en nuestro sistema.Recorría los alrededores minusiosamente en busca del lugar perfecto, rodeado de mis dos compañeros. Iba concentrado en el entorno y al mismo tiempo tenía mi sentido sensor alerta, por cualquier ataque enemigo. Hacía bastante que detecté tres firmas de chakra, aunque una destacaba de las otras ante su inmenso poder.
Dos borrones negros se dejaron ver frente a mi, para luego ver como mis dos compañeros caían inconcientes. Sonreí.
- Supongo que tú eres nuestro nuevo aliado.- deduje con voz fría. Ví como la mujer sonreía y pasaba su larga lengua por su rostro, como una serpiente. Me asombré al descubrirlo, pero mi rostro no demostró ninguna emoción.
- Y yo supongo que tú eres el famoso Anbu del que me hablo el viejo Danzo ¿Eh?- preguntó, mientras comenzaba a caminar hacia mi. Yo asentí y me incliné ante ella, con mi cabeza baja.
- Orochimaru-sama.- saludé cordialmente aún con la mirada en el suelo. Él se carcajeo y puso uno de sus dedos en mi barbilla, haciéndome levantar la mirada. Sus ojos de serpiente brillaban con deseo, orgullo y superioridad. Me levanté, quedando a unos centímetros más alta que ella.
- Podemos dejar las formalidades para otra ocasión. No pasará mucho tiempo hasta que noten que maté a esta chica y a su equipo. Pasemos a lo importante.- asentí con una mirada fría y un rostro estoico. Al ver mi asentimiento, su cuello se estiró y clavó sus dientes en el mío. Un dolor punzante se instaló en el lugar afectado y sentí su lengua recorrer mi piel.- Tu sangre es exquisita ¿Sabías?- ronroneo, juguetón.
Yo solté un grito cuando una oleada de dolor azotó mi cuerpo, haciéndome caer de rodillas y, segundos después, todo mi cuerpo tenía llamas negras y rojas. Mantenía mi ojo cerrado con fuerza por el intenso ardor, pero al abrirlo ví su mirada levemente asombrada y curiosa, acompañada de una sonrisa enfermisa.
- Ku ku ku, deberías ver tu ojo, Naru-kun...- susurró en mi oído antes de desaparecer dentro del tronco de un árbol, seguido de las otras dos figuras. Tomé un kunai de mi bolsillo y lo coloqué frente a mi, admirando como el poder del kyuby se mezclaba con el nuevo poder de mi cuerpo. Dando como resultado el ojo color rubí con llamas negra dentro de él. Sonreí, el poder corría por mis venas y me sentía indestructible, claro que no se comparaba con el poder que Kurama me ofrecía.
Con esfuerzo, cargué a mis dos compañeros en mis brazos y me dirigí en medio de la noche a buscar un lugar donde montar campamento. Sabía que en poco tiempo me desmayaría, así que agradecí al encontrar un árbol gigante con su tronco hueco. Puse los sellos de invisibilidad y de ocultar el chakra. Preparé las camas, estándo al borde de la inconciencia. Recosté a cada uno de mis colegas en su respectiva bolsa de dormir y, finamente, caí inconciente de bruces al piso, sin poder llegar a mi cama.
Shikamaru: Cuatro horas después de montar campamento.
Desperté y un fuerte dolor en la base del cráneo me hizo hacer una mueca. Llevé mi mano al lugar afectado y toqué la sangre seca. Gruñí al darme cuenta que fuí noqueado así como así en plena batalla y nisiquiera pude ver quién fué. Me concentré en inspeccionar a mi alrededor: todo era madera con algo de musgo. Sasuke se encontraba dormido plácidamente en una cama. Giré mi vista al lado contrario y mis ojos se abrieron con preocupación.
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𝕊𝕠𝕝𝕠 𝕦𝕟 𝕤𝕠𝕝𝕕𝕒𝕕𝕠•Naruto Raíz• 🍂
PertualanganFué criado y entrenado entre mentiras, traiciones y enseñanzas dañinas. Creado para ser un arma confiable para Konohagakure, obligado a traicionar y dañar. Pero... ¿Que pasará cuando se dé cuenta de la realidad?