Historia

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Sólo fue un momento, casi un instante. Pero en el momento que tomé tu mano, jamás pude olvidar tu calidez.

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—Não fique nervoso. Se você não se separar de mim ou irritar o Império Espanhol, tudo ficará bem. [No estés nervioso. Si no te separas de mi o haces enojar a Imperio Español todo estará bien.]

Asintió sin apartar la mirada del panorama que se presentaba delante suya. Aún si se encontraba cansado gracias a las horas de viaje que había con llevado viajar a tierras mexicanas su curiosidad seguía igual de intacta que al subir el carruaje.

Él era como un niño, fascinado con nuevas cosas mirando para todos lados.

No pudo evitar sonreír al ver a la lejanía la construcción donde el tan aclamado y temido conquistador los había citado.

Tan pronto como su carruaje empezó a parar pudo ver diversos esclavos y sirvientes acomodarse en la entrada para recibirlos, abriéndose paso para que Imperio Español pasase.

No tan disimuladamente estiró sus piernas y brazos, recibiendo una leve mirada de advertencia de su padre.

—Império Espanhol, obrigado por nos receber. [Imperio Español, gracias por recibirnos.] —Estrechó su mano con el de bandera blanca y cruz roja.

—Es todo un honor para mi teneros en mis tierras, por favor pasad. Me gustaría presentaros a mi colonia más grande.

El más alto no tardo en seguir a los dos mayores, viendo fascinado las construcciones que abarcaba aquel palacio. Tan embelesado estaba con su alrededor que no notó cuando cinco pares de ojos estaban viéndolo, hasta que un carraspeo del más bajo llamó su atención.

—Os presento a Nueva España. —Detrás del castaño se encontraban tres representaciones, sintiéndose intimidado por el azabache que era incluso más alto que él. Pensando que ese era el tan mencionado Nueva España. Teniendo al lado a un castaño oscuro y más bajo que el otro que le sonrió amablemente, haciéndolo sentir más cómodo.

—Qual dos três? [¿Cual de los tres?] —Preguntó Imperio Portugués.

—Venid aquí Nueva España. —Detrás de ambos varones salió una pequeña y delgada figura femenina de la cual no había hecho gala hasta ese momento. Con la cabeza en alto y caminando tan digna cómo su padre se posó delante de ellos y se inclinó de manera respetuosa sosteniendo su vestido.

—Un placer conoceros, soy la principal representante de éstas tierras.

Muy pequeña.

Fue el primer pensamiento que cruzo por la mente del sudamericano al ver a la joven, alzando las cejas con incredulidad y mirando nuevamente a los dos varones detrás de ella. Nunca había conocido a un país que pudiera tener más de un representante.

Una Familia Mexicana AlvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora