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-¿Quieren ir al lago?.
Niall gritó -. ¡Si!.
Pero yo no quería. G prácticamente corrió dentro de la casa con Niall bajo las miradas divertidas de Liam y Louis.
Las dos horas después de todo lo que había sucedido con Zayn y Harry habían sido estresantes. El morocho estaba serio, pero podía asegurar que se veía mucho mejor que cuando estábamos en la cocina. Me alegraba. No quería tener que presenciar jamás esa mueca dolorosa de su parte de nuevo.
Y Harry estaba ignorándome.
Bueno, no ignorandome directamente porque habiamos hablado una que otra cosa, pero sin duda alguna estaba molesto y muy diferente a como era siempre.
Los chicos se habían dado cuenta, le preguntaron que le sucedía e incluso bromearon con el hecho de que yo lo había dejado. Eso, claro, no nos causó gracia ni a él, ni a mí.
Quería aclararle todo, pero sabía que Zayn no estaría muy contento con eso. Incluso si eso dependía de que ambos estuviéramos bien, yo no iba a exponer los sentimientos del morocho. Eso jamás.
Ni los de él, ni los de nadie más.
El patio era grande. La cabaña estaba rodeada por un bosque con pocos árboles, y un lago bastante grande que conectaba al menos otras tres cabañas más lejanas.
Había un muelle varios metros alejado de nosotros, y por supuesto que los chicos no tardaron en cambiarse y correr a el para zambullirse al agua.
Parecían todos unos niños.
Quería decir que estaba disfrutando, pero no era cierto. Mi humor se había ido por completo tras la molestia de Harry, y sucedía que yo quería disfrutar eso con el que yo tanto quería y conocía mejor que nadie, no con el ojiverde sin brillo, con cara seria y expresión distante.
Ese no era mi Harry.
Zayn, quien había permanecido en silencio todo el tiempo, me echó una mirada seria que no fui capaz de entender hasta que hizo un asentimiento en dirección al rizado.
Harry tenía los ojos puestos sobre los chicos, mientras que sostenía con clase la botella de cerveza. Su cuerpo descansaba sobre la silla de madera y parecía rígido, aunque intentara estar tranquilo.
Levante los hombros desviando la mirada. Zayn parecía confundido por su reacción, pero le bastó observarme unos segundos más para comprender que había sucedido.
No le tome importancia y me rei falsamente cuando G gritó en nuestra dirección -. ¡No sean nenitas y vengan!.
Pero yo negué con la cabeza. En realidad, no quería ni siquiera estar allí sentada en ese momento. Me encontraba cansada. Había tenido que levantarme más temprano de lo normal para preparar refrigerios y no dormi casi nada en toda la noche.
