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La carretera estaba oscura.
Ni siquiera la luz delantera del Jeep era capaz de alumbrar por completo toda la calle, y mucho menos los locales al rededor.
El apagónhabía sido en toda la ciudad, al parecer, porque no lograba divisar ni un rastro de algún destello ni remotamente cerca.
-No me gusta esto -. Murmure de mala gana. Ya de por sí no me gustaba la oscuridad, aún menos estando en la carretera, expuestos a cualquier tipo de asesino en serie.
Devon se echó a reír a mi lado y pasó su brazo por mis hombros, trayéndome a su lado y recostando su cabeza en mi hombro.
Note su corazón latir con normalidad. Su respiración era regular y sus manos firmes me sostenían como si pudiera romperme. Entonces, aprovecho la poca luz para meter la nariz en mi cuello y con suavidad pasar los labios dando caricias que me hicieron estremecer.
El sabía que me daba cosquillas.
-No tengas miedo, preciosa.
Bufe.
-Claro, mira como el miedo ya se fue.
Volvió a reírse -¿crees que yo sería capaz de dejar que algo malo te sucediera?.
No. Sabia que no.
Me destense con calma y me limite a disfrutar de sus caricias. Esas que tanto me volvían loca.
-Aun puedo ver como manoseas a mi hermana, Daniels.
El reproche de Alessandro hizo que Devon saltara en su lugar y apartara un poco sus manos de mi, solo unos segundos. Yo rode los ojos con diversión.
Devon no le temía. De hecho, ni siquiera respetaba sus reproches, pero de todas formas siempre era muy precavido con respecto a las muestras de afecto en público.
En eso éramosidénticos.
-Cuando tu y Tiffany..
-Tiffany y yo siempre hacemos nuestras cosas en privado -. Lo interrumpe con voz burlona, pero yo me quejo.
-Bueno, eso deberías pensarlo dos veces, porque hasta mi habitación puedo escuchar los gemidos de ustedes dos.
En realidad era algo asqueroso.
Lastimosamente nuestras habitaciones no estaban tan alejadas, y eso solo provocaba que el ruido fuera casi en el mismo cuarto.
