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Harry era real.
No sabia exactamente como, pero me encontraba tan enamorada de él que incluso me sorprendía a mi misma. Y estaba bien. Al menos, me sentía bien.
Volví a sonreír cuando paso nuevamente las manos por mi espalda baja con esa delicadeza tan grande, y después siguió con mi trasero. Sus caricias eran tan lentas y suaves que me resultaban desesperantemente bien. Sus labios estaban hinchadisimos debido a nuestra sesión de besos, y sus ojos esmeralda ahora se encontraban mucho mas oscuros.
Su mirada era intimidante, en verdad no sabia como es que podia sostenersela y no morir en el intento, pero lo hacia y me gustaba.
Con una sonrisa comence a dejar suaves besos desde su comisura hasta su mandibula. La linea era tan bien definida que se me revolvió el estómago solo con volver a pensar en lo guapo que era. Acaricie con mi nariz mientras despegaba los labios de su piel, que ahora me parecia mas caliente de lo normal. Escuche que soltó un jadeo, y me apretó un poco mas hacia él.
Mis manos se paseaban por todo su torso, sintiendo sus musculos debajo de los dedos, y repasando cada tatuaje como si la vida se me fuera en ello. Me gustaba hacerlo lento y que ambos estuviéramos de acuerdo en disfrutar cada pequeño instante que pasaba.
Ataque su cuello entonces, y entreabri los labios para pasar la lengua sobre él, justo mas arriba de donde descansaba su cadena. Mordí y tire, casi sonriendo porque escuché su risita baja.
-¿Quieres que lo quite?
Hablaba del collar.
-No, te ves sexy con él.
No me respondió y yo no agregue mas nada. Me separe para observar nuevamente su rostro, pero no me dejo ni respirar cuando ya estábamos besándonos otra vez. Sus manos subieron por mi espalda y jugaron unos instantes con el broche del sostén antes de que este cayera por mis brazos. Me aleje para terminar de sacarlo, sonrojandome porque se detuvo a mirar mis pechos sonriente.
¿Que si estaba nerviosa? Si, lo estaba.
No tendríamos distracciones, y esta vez si quería hacerlo. Yo jamas había sido de esas chicas cursis que esperaban demasiado, pero tampoco me lanzaba a por sexo con cualquiera. Pero ya Harry no era cualquiera, y moría de ganas por probarlo de esa forma muy malamente.
-No me voy a cansar de verte nunca.
Sonreí -. ¿Tú crees?
-¿Te has visto?
-Muchas veces, si. Soy una Diosa - bromee, haciendolo reir. Cómo me gustaba causar que esos hoyuelos salieran a la luz.
-Venga, Diosa.
Me sostuvo de la cintura y nos giro, quedando de golpe sobre mi. Las piernas seguian a sus costados, y la posición me permitió sentir lo duro que estaba. Sonrei divertida, bajando la mano por su torso hasta sentirlo por sobre el boxer. Se tenso, mirandome.
