Ink sólo quería tenerlo a su lado.
Lo deseaba.
Amigo o amante - No importaba.
Sólo no quería tener a Error como un extraño.
***
-¿Sabes que hay algo que se llama "obsesión"?
-Sip. Y esa solo es otra de mis locuras. Hola y bienvenido.
******
Ésta obr...
Pero también conducta extraña de Error, pero eso ya es usual de él uwu.
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Los chorros de agua fría golpeaban como látigos, tratando de bajar la temperatura de los dos cuerpos que se movían presas del éxtasis, pero solo lograron instarlos, lo que aumenta la pasión. Las piernas apenas sostenían a los monstruos, que se estaban ahogando en el codicioso coito. Las manos agarraron la superficie de porcelana, dejando rasguños. El sonido de las caderas uniéndose fue ahogado solo por los gritos y las súplicas por más.
Negro sobre blanco: un baile duro, reflejado en las baldosas de las paredes como siluetas borrosas e inciertas. Pero Error podía ver a su amante en el reflejo de las baldosas, y dentro de él todo se reflejaba con perfecta claridad: su rostro ardía de lujuria, corazones temblorosos en las cuencas de los ojos, las líneas de saliva a los lados de la mandíbula.
El destructor agarró las caderas blancas, las levantó, convirtiendo el borde de la bañera en el único soporte de Ink, y dejó escapar un largo gemido para acompañar las tres fuertes embestidas finales. Su voz se mezcló con la voz del esqueleto blanco y se ahogó en la dicha que se aproxima.
Después del sexo, los esqueletos usaron el baño para su propósito previsto y se lavaron el uno al otro, o, más bien, lograron convertir ese proceso en un masaje erótico.
Los amantes salieron del baño satisfechos y limpios.
-Eso fue algo. -dijo Ink, sentado en la mesa de la cocina con una bata envuelta alrededor de él-
Error se sentó frente a él con una túnica similar. Él asintió y volvió a beber su chocolate caliente.
Permanecer en silencio parecía estar mal, por lo que el guardián intentó pensar en un tema de conversación. Sabía que si tocaba las preguntas incómodas, perdería la oportunidad de tener al destructor en su abrazo esa noche, así que hizo todo lo posible para encontrar un tema neutral. Sin embargo, como sucede, sus pensamientos seguían volviendo al ciclo de rarezas de los últimos años.
Quería gritar: "¿Qué me estás ocultando? ¿Por qué todos te ayudan? ¿Estás involucrado en la desaparición de los grandes universos?"
Pero si Ink se hubiera atrevido a hacer todas esas preguntas, no habría recibido ninguna respuesta y habría perdido su "calentador de cama". Entonces soltó la primera pregunta segura que se le ocurrió:
-¿Cuál te gusta, gatos o perros?
Error se atragantó con chocolate caliente y miró a Ink como si, en lugar de esa inocente pregunta, hubiera hecho todas las cosas en las que estaba pensando mientras golpeaba la mesa con el puño.
-¿Por qué preguntas?
La tensión en el aire era lo suficientemente gruesa como para cortar con un cuchillo.
