Ink sólo quería tenerlo a su lado.
Lo deseaba.
Amigo o amante - No importaba.
Sólo no quería tener a Error como un extraño.
***
-¿Sabes que hay algo que se llama "obsesión"?
-Sip. Y esa solo es otra de mis locuras. Hola y bienvenido.
******
Ésta obr...
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Perseguirse el uno al otro no era algo nuevo para los dos.
Cuando Ink bebía pintura roja, Error prefería evitar luchar contra él durante al menos los primeros cinco minutos y salía corriendo. Cuando el destructor estaba enfurecido y dejaba de lado la tortura de una víctima, el guardián era el que corría. Algunas veces ambos intentaban atraerse entre sí a un territorio ventajoso para ellos.
Pero nunca habían huido el uno del otro por diversión. Y peor aún, nunca era del tipo de diversión candente.
Eso impuso algunas restricciones. No podían lastimarse mutuamente. Los moretones y los rasguños estaban bien, pero los huesos rotos excederían los límites ya que eso podría arruinar el momento. ¿Valía la magia? Ink no estaba seguro de qué magia podría usar en este escenario, ¿solo el escudo de tinta, tal vez? Error, sin embargo, tenía hilos que podía usar para atraparlo. ¡No era justo!
Como tal, las probabilidades eran desiguales.
El guardián corrió a toda velocidad, sin pensar en dónde iba, y la monotonía del bosque lo sorprendió: los árboles parecían copiados, sin dar pistas de dónde venía y si había estado ahí antes.
El guardián zigzagueaba como un conejo aterrorizado. Creyó ver una sombra oscura detrás de él, pero no, no era un truco de su visión, aunque la sombra no lo seguía por atrás; sino que venía de arriba.
-¡Te tengo! -Error saltó sobre su víctima de una rama como un depredador-
-¡Ack!
El guardián esquivó y se arrojó detrás de un árbol, esperando un ataque mágico. Cuando no llegó, continuó zigzagueando entre los troncos de los árboles.
-¡No te escaparás!
Error eligió la estrategia de un gato grande: usó cuerdas para tirarse de las ramas de los árboles, siguió al artista y, cada vez que Ink desaceleró un poco, saltó sobre él. Por ahora, seguía desaparecido a propósito: la tinta tenía que estar bien gastada antes del consumo.
El artista respiraba pesadamente, exhausto pero sonriente. No se había divertido tanto en años. Y todo eso, a pesar de la atmósfera de película de terror que los rodeaba: hojas de otoño desvaídas, árboles desnudos, noche negra y luna de sangre. A estas alturas, Ink comprendía que su elección de estrategia lo hacía fácilmente rastreable por el susurro de las hojas, pero ni siquiera consideró rectificar eso. Por el contrario, se aseguró de hacer aún más ruido.
-Te encontraré donde sea que estés. -fue lo que el glitch dijo cuando arrojó al artista al suelo-
-¡Error! -el guardián gritó indignado, colgando de las cuerdas-
-¿Qué? -el destructor le dedicó una sonrisa complacida-
-¡No me has atrapado todavía! -una sonrisa en respuesta, y el pincel dibujó un halo-
