Ink sólo quería tenerlo a su lado.
Lo deseaba.
Amigo o amante - No importaba.
Sólo no quería tener a Error como un extraño.
***
-¿Sabes que hay algo que se llama "obsesión"?
-Sip. Y esa solo es otra de mis locuras. Hola y bienvenido.
******
Ésta obr...
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Error tomó una bocanada de aire y lo dejó salir. Se paró junto a una ventana, mirando incansablemente a través del cristal, y tocó el código del mundo, revisando las cerraduras. E ignoró a Ink, frustrando todos sus intentos de hacer que el glitch se relajara un poco.
Su tensión se extendió al guardián, y ahora él tampoco podía quedarse quieto dentro de la familiar casa, sintiendo como si las paredes se cerraran a su alrededor. Sin embargo, Ink se mantuvo paciente, consciente de que la rebelión no lograría nada más que hacer que su amante se deshaga de sus últimos nervios, y Error ya se estaba saltando las horas de sueño solo para asegurarse de estar alerta al momento que tanto temía.
A veces sonaba el teléfono del destructor, y contestaba las llamadas con manos temblorosas y escuchaba. Nunca dijo nada, solo escuchó. Los breves informes que recibió solo sirvieron para ponerlo aún más nervioso.
Así fueron las cosas hasta que finalmente sucedió lo que estaba esperando.
Por el momento, Ink estaba en el segundo piso, en su estudio. Estaba tratando de encontrar consuelo al poner pintura en un lienzo. Fue entonces cuando se sintió desmayado. Se tambaleó, se cayó, se golpeó la cabeza contra el suelo.
El guardián sintió calor, nacido en su pecho, extendido a todo su cuerpo. Antes de que pudiera gritar de dolor, ese dolor se convirtió en una abrumadora debilidad. No podía levantar un brazo, susurrar o respirar. El poder que solía servirle, aquella magia que siempre había estado dentro de su pecho: de repente se levantó contra él y se convirtió en su enemigo, fluyendo hacia lo desconocido y arrastrando el cuerpo flojo del artista.
Error escuchó el fuerte ruido de la caída, pero lo descartó al principio. En ocasiones, Ink lograba tropezar con algo simplemente porque olvidaba que había movido una silla o dibujado un nuevo estante. Pero luego vinieron los crujidos. Una gruesa red de grietas se extendió sobre el cristal frente al rostro de Error.
Los pájaros -los creados por Ink para hacer el Anti-Void más vivo-, perdieron la cabeza. Todos volaron a la casa del guardián a la vez, golpeando las ventanas, las tejas, las paredes. Las plumas cayeron del cielo como coloridos copos de nieve. Los cuerpos ensangrentados de los proyectiles vivos cayeron como piedras. Una ventana se hizo añicos, y los pájaros locos llenaron la casa, se estrellaron contra las paredes, las pinturas, los muebles. Chirridos, crujidos, chillidos moribundos, ¡cada vez más fuerte! Eso continuó hasta que el último de los pájaros rompió sus pequeños huesos frágiles y cayó al suelo en agonía.
Los cuadros en las paredes comenzaron a sangrar pintura. Los personajes dentro de ellos lloraron en agonía y se removieron contra sus jaulas cuadradas. El televisor explotó.
Luego un silencio resonante se instaló sobre la casa.
-¿Ink? ¡¡¡Ink!!!
Error sabía que había perdido antes de que terminara de subir la escalera bañada en tinta de los cuadros.
