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No soy capaz de hacer nada más que poner mi cuerpo de costado y llevar mis rodillas al pecho, para acurrucarme, incluso sin estar cubierta por las mantas.

Quiero llorar.

¿Por qué? No lo sé.

— Siria— Zaid se inclina en la cama y pone su mano sobre mi hombro, por detrás— ven, vamos a darnos un baño.

No le respondo nada. Mis ojos están clavados en la pared frente a mí y la ventana, que me deja ver el exterior, aún de día y solo niego lentamente.

— solo quiero dormir.

Lo escucho soltar un suspiro, luego sus brazos me sacan de la cama y no soy capaz de oponerme a que me meta en el baño con él. la bañera está a medio llenar, por lo que deduzco que la abrió cuando entró solo. Logro ver un vago reflejo de mi cuerpo en el espejo y noto una gran marca en mi hombro, posiblemente de cuando me mordió. Zaid se mete en la bañadera, con su cuerpo detrás del mío, casi que sirviendome como apoyo y yo me limito a abrazar mis piernas, sin querer que él me toque mucho más de lo que ya me tocó.

— tienes la piel demasiado clara— sus dedos repasan el relieve que dejaron sus dientes en mi hombro— no creí que dejara marca — no digo nada, ¿Qué voy a decirle? — ¿Te duele? — uno de sus brazos rodea mi abdomen, pegando más mi espalda a su cuerpo y puedo sentirlo, de nuevo.

— no lo sé.

— ¿Cómo que no lo sabes? — su mano se tensa sobre mi piel — Siria...— no logro que más palabras salgan de mi boca — habla conmigo.

— solo quiero dormir— intento levantarme de la bañera. Sin embargo, una leve punzada de dolor en mi intimidad me hace detenerme— solo quiero dormir— repito, más para mí misma que para que él me escuche.

Zaid pasa una esponja — que no vi de dónde agarró— por todo mi cuerpo y luego lava mi cabello, sin demorarse mucho. Su tacto, de nuevo, no es brusco y todo esto me confunde.

Me aterra porque antes de casarnos, Zaid me había castigado varias veces, nalgueándome e incluso encerrándome y ahora, era más cuidadoso. ¿Por qué? ¿Qué había cambiado?

Tal vez debería dejar de pensar tanto las cosas y dejarme llevar un poco, pero no podía. Tampoco es que me atreva a preguntarle a él.

— ven, te secaré y luego a dormir, ¿Bien? — Zaid me saca del agua, a la que ya me acostumbré y me deja sobre mis pies, para agarrar una toalla del estante detrás de él. La pasa con bastante cuidado por mi cuerpo luego de envolver otra alrededor de su cintura y luego, su mano empuja con suavidad mi espalda— a la cama, cariño.

Odio esto. Odio el 'cariño' saliendo de sus labios y su tacto suave, porque siento que me hace más difícil recordar que él es Zaid, el hombre que me forzó a casarme con él y que... — levanta los brazos — dice, cuando ya estamos fuera del baño y él se acercó a su maleta. Lo hago, sin mucho ánimo y él me pone una camiseta suya. No espero mucho más y me arrastro encima del colchón, hasta que todo mi cuerpo está debajo de las mantas. Me cubro, casi hasta la coronilla y hago un esfuerzo sobrehumano para ignorar la respiración profunda de Zaid chocando contra mi cabello. Su mano retiene mi cuerpo contra el suyo, con su pulgar moviéndose casi descuidadamente por debajo de la camiseta, sobre mi abdomen— ¿Siria? — su pecho vibra contra mi espalda.

— ¿Qué?

— duérmete.

Sin embargo, mis ojos son incapaces de cerrarse, aún procesando lo acurrido. Perdí mi virginidad.

Con Zaid.

Al menos usamos protección.

No quiero ser madre. No con Zaid. Ni con nadie.

Obediencia |+18| (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora