Una mano me agarra del brazo y me saca del agua. Toso, cuando ya estoy sobre la tierra y jadeo en busca de aire.
—¡Estás loco! — digo, tosiendo.
—¿Estás bien? — Zaid pone su mano en mi espalda, pero lo alejo de un manotazo y me arrastro lejos, mirándolo con temor— honestamente, pensé que era un chiste, pero tú realmente no sabes nadar.
—¿Esa fue tu forma de probarlo?
—si y al parecer, tampoco tienes instinto alguno— se burla— ¿Puedes mantenerte en pie?
—¡Aléjate de mí! — intento incorporarme, pero comienzo a toser y decido que lo mejor será quedarme sentada— intentaste ahogarme.
—intentaba probar mi teoría— Zaid se pone en cuclillas frente a mi— vamos, tampoco te he matado.
—casi me ahogo.
—fueron unos pocos segundos— dice, restándole importancia al hecho de que podría haber muerto—ya estás bien ahora.
—eres un idiota.
—no me hables así, Siria— el Zaid chistoso desaparece, dejando al hombre controlador— soy tu esposo.
—¿Por qué demonios te casaste conmigo si lo primero que haces es intentar matarme?
—no intentaba matarte— repite— pero ahora que sé que no sabes nadar, debo enseñarte.
—no quiero tener nada que ver contigo— digo, ya sin dificultades para respirar. Me paro, sintiendo cómo la ropa se pega a mi cuerpo, porque está mojada y suelto un ruido molesto— iré a la casa, yo...
—no, ¡Vamos, Siria! Sólo fue un juego—lo obsero por unos cuantos segundos en los que ninguno de los dos dice nada—de todas formas, no sabes volver a la casa.
—¿Quieres ponerme a prueba?
—no creo que quieras perderte en una isla, sabiendo que pronto habrá una tormenta— dice, con gracia— mantente cerca.
—claro.
Sin decir nada más, se zambulle en el estanque y lo veo alejarse, así que, sin perder tiempo, saco una de las toallas de la mochila que el trajo y me envuelvo en ella, intentando secar un poco mi cuerpo. Luego, me alejo. Zaid está de espaldas, distraído como para ver que me estoy escapando de él, así que camino, intentando encontrar el camino de regreso a la casa.
—¡Vas a perderte! — lo escucho gritar. me detengo y me giro. Él sigue en el agua, pero me está mirando— además, la casa no está por ahí.
Vuelvo sobre mis pasos, me dejo caer en el borde del estanque y cruzo mis piernas.
—bien.
Me resigno a esperarlo, porque en el fondo, temo perderme.
—hay comida en la mochila, por si quieres— asiento, sin intención de agarrar nada. Zaid vuelve a salir unos minutos después, consciente de que no hice lo que sugirió— ¿No piensas comer?
—no tengo hambre.
—mientes.
—es en serio, tengo el estómago lleno de toda el agua que tragué cuando me tiraste— digo, abrazando mis piernas.
—deberías comer.
—¿Cuánto tiempo estaremos aquí?
—pensé que podíamos quedarnos hasta la tarde, pero no creo que la lluvia aguante— me tenso al escucharlo.
—hablaba de... del viaje.
—oh, no lo sé— él habla, casi sin cuidado mientras saca algo del bolso que trajo— ten— me da un sandwich, mientras él muerde otro, dejándose caer a mi lado— supongo que una semana o dos— asiento, mirando el paisaje. La verdad es que el lugar es precioso, no puedo mentir. La naturaleza invade absolutamente toda mi vista.
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Obediencia |+18| (borrador)
ChickLit-Nada es lo que parece, Siria y debes tener algo muy en claro: "La obediencia puede llevarte al placer más profundo o al castigo más salvaje". Siria vive en lo que ella siempre conoció como un convento. Allí, las Madres educan a las mujeres para se...