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Mi cuerpo pesa. Sin embargo, floto.

—ella tuvo un ataque de pánico, será mejor que descanse— algo vibra contra mi pecho, pero estoy demasiado cansada como para detenerme a pensar— ¿Alguna de las habitaciones de invitados está disponible?

—puedes llevarla a la que fue tu habitación, hijo— una voz femenina me llena los oídos, pero me acurruco más contra el calor que me cubre y la ignoro.

—¿Crees que deberíamos llamar a un médico? — una voz ligeramente más gastada llega desde más lejos— ella luce pálida.

¿Están hablando sobre mí?

—llama a Kaled, pero probablemente sea porque ella casi nunca duerme bien— mi cerebro decide desconectarse por completo y no mucho después, mi cuerpo es dejado sobre algo suave, sobre lo que me acurruco — Siria, Siria... ¿Qué voy a hacer contigo, eh? — algo parecido a una mano toca mi mejilla con suavidad.

—Zaid — la misma voz rasposa interrumpe— vamos a mi oficina, tenemos que hablar. Le diré a Fiamma que se quede cerca por si ella despierta.

—dile a mamá que llame a Kaled, quiero que la revise.

—¿Siria? — algo se desliza por mi rostro sin mucha presión— tienes que despertarte.

—quiero dormir— murmuro, cansada.

—vamos, levántate— es Zaid, sin dudas— Kaled está aquí.

—¿Kaled? — aún medio dormida, abro los ojos.

—Hola, Siria— un hombre, un poco mayor que Zaid me sonríe desde el marco de la puerta. ¿En dónde estoy? — ¿Te acuerdas de mí?

Lo recuerdo, claro. Lo conocí un día después que a Zaid. Es su médico.

—¿Qué pasó? — murmuro, incorporándome. Zaid tiene que moverse para que pueda hacerlo— ¿En dónde estamos?

—en la casa de mis padres — dice Zaid — te quedaste dormida, pero como temblabas y parecías tener un ataque, Kaled está aquí para asegurarse de que todo esté bien.

—¿Tuve un ataque? — murmuro, sin recordar muy bien qué pasó.

—estabamos en la empresa, ¿Lo recuerdas? — asiento— luego de eso, en el auto, comenzaste a temblar.

Algunas imágenes regresan a mí, como recuerdos.

—quisiera revisar tu pulso y la presión, es sólo un chequeo de rutina— Kaled se adentra en la habitación, con una leve sonrisa— ¿Qué tal estuvo su luna de miel?— comenta, casi en forma distraída mientras pone la manga alrededor de mi brazo y comienza a bombear con el tensiometro.

—estuvo bien— Zaid suelta un suspiro.

—si, bien— agrego cuando el hombre me observa, esperando a que diga algo.

—tienes la presión un poco baja— comenta el médico— también tengo los análisis de sangre que te hice la primera vez— el hombre saca unos papeles de adentro de un maletero, que acabo de ver— tienes principios de anemia, tendrás que comer mejor. ¿La estás alimentando bien, Zaid?

—ella come poco, ¿No ves lo delgada que está?

—tendrás que mejorar tu alimentación, señorita— Kaled me da una sonrisa leve— no querrás terminar con suero.

—no...— mi voz es baja.

—supongo que te estás adaptando a todo esto. Zaid me contó algunas cosas del... lugar del que vienes.

Obediencia |+18| (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora