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He descubierto dos versiones de Zaid y eso me asusta un poco. Tiene un modo desdeñoso y mafioso, con el que se relaciona con cualquier persona y el modo con el que se ha mostrado últimamente, más relajada y... confiado, cuando estamos solos.

Es como si dos personas diferentes coexistieran en un mismo cuerpo.

No tuve ninguna noticia del supuesto infiltrado, hasta ahora.

Pasaron dos semanas desde el casamiento de Claire y en estos días, Zaid me ha estado enseñando a usar un arma y a que me familiarice con todo eso, solo por si acaso. Yo se lo pedí.

—señorita— Samed está en la entrada de la casa y me sonríe cuando abro la puerta — el señor...

—pase— me muevo, dejando que el hombre ingrese a la casa y suba a la oficina de Zaid. Él me ha dicho más temprano que Samed y él debían reunirse, así que no me sorprende. Cuando el guardia ya está fuera de mi vista, salgo al patio. Zaid y yo hemos llegado a una suerte de acuerdo. Mientras estamos en la casa, puedo salir al patio y el interior, sin problemas. Cuando estamos en la calle, no puedo alejarme de él, por seguridad.

Shaytan está oliendo algunas plantas que decoran una parte del jardín trasero y cuando me ve, se acerca moviendo la cola.

—sin saltar— le digo.

El enorme perro negro se sienta frente a mí y me observa mientras le acaricio las orejas.

—es un buen perro— me giro sorprendida cuando escucho la voz de Ahmed— lo siento, no quería asustarla.

—no me asustó —murmuro— pensé que estaría con Zaid.

—él solo quería ver a Samed— me dice —¿Cómo estás?

—bien— me encojo de hombros, sin querer hablar mucho.

—El señor y usted...— lo miro, esperando a que siga hablando— parece que se están llevando mejor.

Me tenso un poco. ¿Por qué a él le importa cómo es mi relación con Zaid?

—supongo que sí— le digo, intentando no sonar nerviosa— ¿Por qué?

—por nada en especial— dice, sonriendo lentamente— supongo que se asustó con el secuestro, quiero decir... no la deja sola desde ese día.

Después de esto, créeme que Zaid no te dejará sola. Las palabras de Anás resuenan en mi cabeza y miro con el ceño fruncido a Ahmed.

—el día que me secuestraron— murmuro— se supone que estabas esperándome fuera del edificio— sigo.

—si, lo estaba, pero nunca llegaste.

—¿No viste cuando él me sacó? — le pregunto. Él niega— ¿Por qué me ayudaste cuando intenté escapar? — mascullo, refiriéndome a cuando una noche, quise irme y Zaid casi me atrapa en plena fuga, de no ser por Ahmed.

—Siria...

Shyatan decide que es un buen momento para moverse y empujar mi pierna con su trompa. Como no lo esperaba, trastabillo y Ahmed me agarra del brazo antes de que caiga.

—quiero que me des algunas explicaciones— murmuro cuando me suelta.

—no es nada de lo que está pensando— dice, nervioso.

—¿Y en qué estoy pensando, Ahmed?

—cree que tengo algo que ver con el secuestro— dice con el mentón alzado— y no sabes lo equivocada que estás— sus ojos se tornan un poco más oscuros.

—¿Entonces? ¿Por qué me detuviste esa noche y por qué...?

—no soy el malo de esta historia— dice, retrocediendo unos pasos— en serio, Siria. Presta un poco más de atención.

Obediencia |+18| (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora