Me despierto por el ronroneo de algo. Abro los ojos, un poco asustada, porque la última vez que me sentí así, me estaban secuestrando. Veo la frondosa jungla a mi alrededor y el perfil de Zaid, recortado en la oscuridad. Estamos en el todoterreno, en movimiento. Al parecer, me quedé dormida.
No me muevo mucho, porque no quiero que Zaid se dé cuenta de que desperté y pocos minutos después, detiene el vehículo frente a la casa.
—Siria— la mano de Zaid presiona mi hombro y me tenso — ya estamos en la casa, ¿Puedes caminar?
Me froto los ojos y asiento, alejando mi cuerpo de su mano. Bajo del vehículo, dando un salto, ya que es demasiado alto. Zaid está a mi lado antes de que pueda dar un paso y, al menos esta vez, no me toca. Caminamos uno al lado del otro hasta la casa, que tiene las luces encendidas y puedo ver a Tamara en el interior, por la pared de vidrio.
—buenas noches, señor, señorita— cuando Zaid abre la puerta, ella nos da una sonrisa leve— la cena está preparada, para cuando gusten.
—gracias, Tamara— Zaid pone su mano en mi espalda y me empuja ligeramente hacia delante— ¿Quieres cenar, Siria? — niego ligeramente. Lo escucho suspirar y luego, hablarle a la mujer— ve a descansar, Tamara.
—gracias, señor.
Ella pasa por nuestro lado y sale de la casa, en dirección a la otra casa, un poco más simple, donde también descansan Samed y Ahmed. Está a unos cien metros de esta casa. No muy cerca pero tampoco lo suficientemente lejos como para no poder estar atentos a cualquier cosa que pase.
—tienes que cenar.
—no quiero comer, Zaid, no tengo hambre— le digo, mientras él camina y puedo ver su espalda, cubierta por una camiseta.
Es muy distinta a la imagen de negocios que tiene en la ciudad, ya que aquí se viste de forma más relajada, sin trajes ni camisas.
—entonces, ¿Qué quieres hacer?
—nada— murmuro. ¿Él realmente no piensa dejarme sola en ningún momento?
—podemos mirar una película— dice, tanteando mi reacción.
—supongo que sí.
—Siria— Zaid suspira y me da una sonrisa seca— me estoy hartando de esto, en serio. Solo quiero que estés bien, pero no colaboras— dice— ¿Puedes poner un poco de tu parte, por favor?
—no sé quieres de mí, Zaid.
Me mira en silencio por una buena cantidad de segundos antes de darme la espalda y caminar por el pasillo que da a la habitación. Me quedo parada, sin hacer nada, mientras proceso todo.
Mis reacciones y temores no es algo que yo pueda controlar, pero tal vez puedo hacer un esfuerzo, teniendo en cuenta que Zaid se tomó el trabajo de traerme aquí para estar mejor.
Es lo mínimo, me respondo a mí misma. Zaid también me rompió y me dañó y estoy segura de que la única forma de que podría ser completamente feliz, es lejos de él. Aunque eso es un poco difícil, especialmente, porque él jamás me dejará ir.
Ni siquiera tengo una familia con la que regresar, porque, si ese fuera el caso, tendría otros recursos, pero solo me tengo a mí misma.
Ser una mujer huérfana es estar sometida doblemente. NI siquiera tengo un padre que pueda limitar a mi esposo o hermanos que intervengan. Tampoco una madre que me haya enseñado a soportar esto. Solo tuve a las Madres, que no hicieron más que darme castigos sin sentido.
—solo tienes que aguantar un poco más— me digo a mi misma, soltando un suspiro.
El olor a la comida que hizo Tamara me golpea cuando camino en dirección a la habitación, sin querer que Zaid se cabree. Honestamente, lo único que quiero luego de todo lo que pasó, es tener una vida tranquila, aunque esta sea con Zaid.
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Obediencia |+18| (borrador)
ChickLit-Nada es lo que parece, Siria y debes tener algo muy en claro: "La obediencia puede llevarte al placer más profundo o al castigo más salvaje". Siria vive en lo que ella siempre conoció como un convento. Allí, las Madres educan a las mujeres para se...