A Camila Abele la mataron a puñaladas.
La agarraron del cuello, le golpearon en la cabeza y luego le enterraron un cuchillo en la espalda numerosas veces; diecinueve para ser exactos.
La dejaron tendida hasta que la encontraron al día siguiente, tirada a un lado de la carretera, sin respiración; sin signos vitales.
Sin vida.
A Camila Abele le quitaron los suspiros.
Era destacada estudiante de la escuela de Perdet; promedio número uno en matemáticas y ciencias químicas.
Tenía toda una vida por delante.
Camila Abele es el primer crimen grave en Perdet desde el año noventa y seis.
Camila no debía morir.
— ¡Litty!— las palabras de mi padre hacen que me despierte de golpe. Miro hacía todos lados algo asustada mientras esos titulares de los periódicos se repiten una y otra vez en mi cabeza como si se quisieran meter en mis sueños.
Sacudo el rostro.
— Estoy casi lista— miento a mi papá, solamente para que se aleje de mi habitación y pueda respirar tranquila.
Me levanto de mi cama con los ojos todavía pegados; el espejo muestra unas ojeras infinitas de tanto leer sobre Camila en mi laptop hasta las cuatro de la madrugada.
Ni siquiera sé cómo presentarme a la escuela el día de hoy. Ahora entiendo por qué todos murmuran entre sí mismos, y ahora entiendo por qué todos se quedan mirando a Alice cuando caminan al lado de ella.
¿Sospechosa de asesinato? ¿Cómo es eso siquiera posible?
Un escalofríos me recorre el cuerpo. Me dejo caer encima de la cama mientras mi mente se cansa de tanto pensar; caigo en la cuenta de que no puedo llegar a ninguna conclusión porque no conozco a nadie en este lugar.
Si Alice realmente fuera una asesina, ella estaría en la cárcel, ¿no?
Según los periódicos, Camila fue vista salir con Alice de un bar, y por eso se volvió la principal sospechosa; pero la dejaron libre por falta de pruebas.
Eso quiere decir que hay un asesino suelto en Perdet.
Trago saliva, algo nerviosa, recordando la sensación que tuve ayer de alguien me estaba siguiendo mientras caminaba hacia el almacén, y todo eso me da ganas de vomitar.
— ¡Litty!— mi padre da otro golpe en la puerta.
Mierda.
Rápidamente me pongo el uniforme de la escuela y dejo que mi cabello castaño caiga sobre mis hombros, así, desordenado como está.
Me meto en mi abrigo negro y agarro mi paraguas para engancharlo en mi mochila.
Salgo de mi habitación para encontrar a mi padre con el desayuno listo encima de la mesa.
— Litty, te dije que hoy tengo una reunión temprano— me regaña, tendiéndome el café.
— Lo sé— sacudo el rostro— Lo lamento.
Mi padre deja caer el peso de su cuerpo en una de las sillas que están cerca de mí y se cruza de brazos, con rostro de compasión.
— ¿Tuviste un mal día en la escuela?— pregunta, preocupado.
— No es eso...— niego con el rostro— es solo que ayer en la televisión vi una noticia...— me quedo pensativa durante unos segundos y barajo las posibilidades de que mi padre se vuelva super sobreprotector después de decirle; aún así, probablemente se enterará de todas maneras.
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PERDET
Teen FictionLuego del brutal asesinato de Camila Abele, el pueblo completo de Perdet queda conmocionado; pero lo peor llega cuando Alice Dominico, la única y principal sospechosa del crimen, es dejada en libertad. De la noche a la mañana, el pueblo de Perdet se...