Dos años después.
— ¿Es normal que un lugar sea así de caluroso?— pregunta Frances. Yo suelto una pequeña risa por lo bajo— ¿por qué todos están con abrigos? ¿es legal siquiera usar abrigo en un lugar como este?
— Supongo que sí— murmuro. A lo lejos, el traje de mi madre se ve reluciente y Amélie y Boo están tan peinados que pareciera como si estuvieran yendo a un matrimonio. Ellos parecen estar igual de desesperados que Frances por el calor, pero, a diferencia de mi hermana pequeña, lo disimulan a la perfección.
— ¿No vendrá tu amiga de la universidad?— pregunta la muchacha— aquella de cabellos gruesos.
Yo suelto una ruidosa carcajada.
— En primer lugar, no son cabellos gruesos, Frances. Son rastas— le explico— y en segundo lugar, allí viene.
Avery se acerca a lo lejos con una sonrisa en el rostro; trae un enorme bolso como si nos fuéramos a quedar por varios días cuando en realidad sólo serán dos. Aún así, no le digo nada. Desde que la conocí me quedó claro el tipo de persona que es; aquellas de las que se preparan demasiadas horas para estar en un lugar durante cinco minutos.
— ¡Disculpen la tardanza!— exclama acercándose a nosotras. La muchacha de dreadlocks y vestido floreado saluda a Frances de manera rápida como si se conocieran de toda la vida cuando en realidad sólo se han visto un par de veces— Ana me dijo que el barco sólo se demoraba dos horas en llegar a La Isla y en realidad se demoró tres— ella suelta un enorme suspiro por lo bajo— suerte que nuestra universidad queda en la ciudad y no en...— ella observa a sus alrededores; lo único que podemos ver es personas entrando en aquel edificio que está al lado de la playa, luciendo tan formales como si se tratara de una especie de Grammys— creo que podría acostumbrarme a este lugar— murmura finalmente, observando a unos chicos surfeando al borde de la playa.
— Yo también— murmura Amélie desde atrás, mostrándonos su perfecta hilera de dientes— creo que cuando grande vendré a vivir a este lugar.
Yo observo a mis alrededores; si, quizás es lindo. Tiene una playa que parece infinita y la arena es tan blanca que podría enterrar mis pies por horas. Además, el océano se majestuoso y me sorprende que nunca haya tenido la oportunidad de meter mis pies en el agua hasta hoy— tomando en cuenta que en Perdet llueve casi todo el año.
— Alice, ordena esa blusa tuya por favor— farfulla mi madre cogiendo el cuello de mi ropa para arreglarlo, provocando que todos a nuestro alrededor suelten una carcajada. A lo lejos puedo ver el rostro de la señora Williams, mi maestra de Poesía, acercarse con esos pasos apresurados suyos que provocan que su cintura se mueva de manera divertida de un lado hacia otro.
— ¡Hola, hola!— exclama emocionada— la ceremonia ya va a comenzar así que podemos ir todos avanzando hasta el auditorio.
Nosotros asentimos con el rostro y nos movemos entre las personas con nuestra invitación en la mano. Mentiría si no dijera que estoy nerviosa, pero lo estoy; según la señora Williams soy todo un caso, aunque en realidad no sé si creerle.
— ¿Cuanto dinero dijiste que ganabas por esto?— pregunta Boo a medida que hacemos nuestro camino al interior del auditorio. Yo suelto una pequeña risa por lo bajo.
— Cero dólares.
Mi hermano rueda los ojos.
— No entiendo cómo es que viajamos durante tanto rato para nada.
— ¡Boo!— lo regaña mi madre, atrayendo algunas curiosas miradas de los que están a nuestro alrededor. Sus mejillas se enrojecen de manera instantánea y tiene que agachar un poco el rostro para seguir regañando a mi hermano sin que nadie la observe con intriga.
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PERDET
Novela JuvenilLuego del brutal asesinato de Camila Abele, el pueblo completo de Perdet queda conmocionado; pero lo peor llega cuando Alice Dominico, la única y principal sospechosa del crimen, es dejada en libertad. De la noche a la mañana, el pueblo de Perdet se...