El lunes siguiente cuando mi padre me está llevando a la escuela nos encontramos con Dante en el camino, y como es de esperar, mi padre se detiene para recogerlo, incluso sin que yo tenga que pedírselo.
— ¡Gracias, señor De La Vega!— exclama Dante en cuanto sube al auto— ¡Charlotte!— se dirige a mí enseguida— te he estado enviando mensajes, pero no me contestabas.
Yo carraspeo al mismo tiempo que observo a Dante algo nerviosa; dejo que mis manos caigan en mi regazo para que jueguen con aquella horrenda falda y clavo la mirada en el espejo retrovisor intentando parecer casual.
— He estado poniéndome al día con las clases— miento. Apenas vi mis cuadernos este fin de semana.
— Supe que Zeus volvió— comenta luego. Mi corazón se paraliza durante unos segundos hasta que él añade:— tu padre me lo comentó cuando fue al almacén.
— Litty estaba muy emocionada— ríe mi padre desde el asiento de conductor mientras me dedica una extraña mirada; he estado evitándolo todo el fin de semana para que no pueda reparar en mi extraño comportamiento, pero parece que ya se está dando cuenta de que algo va mal.
Así que solamente me queda seguir con la actuación.
Cuando mi padre estaciona el auto afuera de la escuela lo único que puedo hacer es dedicarle una rápida sonrisa y bajarme del auto mientras Dante camina a mi lado; intento recordar lo que dijo Alice sobre el hecho de que quizás Dante no tenga la culpa de lo que sucedió, pero me resulta imposible no encontrar todo demasiado extraño. Para empezar, ¿por qué Dante no mencionó nada sobre aquel pañuelo? Si realmente no tuviera nada que ver, hubiera mencionado algo..¿o no?
— ¿Vamos a la sala de música antes de que comience la clase?— pregunta él animado. Yo le observo algo dudosa.
— Yo..yo...— tartamudeo un poco. Dante frunce el ceño algo confundido y acto seguido, un brazo se pasa por encima de mi hombro para atraerme a su cuerpo. Puedo reconocer el aroma de Alice y las ruedas de su skate haciendo ruido con el pavimento justo antes de llegar.
Dante frunce el ceño en nuestra dirección algo confundido, pero no dice nada.
— Dante— sonríe Alice de manera irónica— no sabía que todavía existías.
La mandíbula del muchacho se tensa; inmediatamente se cruza de brazos y se balancea sobre sus propios talones durante unos cuantos segundos.
— Quizás no me habías visto por allí porque evito estar con...— él se calla de golpe. Alice levanta una ceja en su dirección, curiosa.
— ¿Con...?— lo incita. La manzana de Adán de Dante sube y baja cuando traga saliva.
— Déjalo— farfulla— es bueno saber que la antigua Alice sigue escondida en algún rincón de tu cuerpo.
Antes de que Alice pueda decir algo más, Dante se despide de mí con la mano y desaparece por la puerta giratoria. Ambas nos quedamos en silencio durante cortos segundos hasta que finalmente Alice me quita la mano de encima y se gira en mi dirección esbozando una sonrisa.
A lo lejos puedo notar cómo Rebecca se acerca a nosotras y el miedo de que Alice comparta nuestro secreto se apodera de mi cuerpo.
— ¿Puedes no contar nada sobre...?— comienzo a pedirle antes de que Becca llegue, pero ya es demasiado tarde. La muchacha se posiciona justo al lado de nosotras al mismo tiempo que pequeñas gotas comienzan a caer por encima de nuestras cabezas.
— ¿De qué hablaban?— levanta una ceja en dirección a Alice.
— De que no entraremos a clases— suelta Alice. Becca abre los ojos sorprendida e inmediatamente niega con el rostro.
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PERDET
Teen FictionLuego del brutal asesinato de Camila Abele, el pueblo completo de Perdet queda conmocionado; pero lo peor llega cuando Alice Dominico, la única y principal sospechosa del crimen, es dejada en libertad. De la noche a la mañana, el pueblo de Perdet se...