— Los brownies estaban bien— le aseguro a Alice mientras me siento en la mesa de la cocina y observo cómo seca los platos. Ella esboza una breve sonrisa en mi dirección; desde donde estamos puedo escuchar a su madre enviar a sus hermanos a dormir y luego dejar caer su cuerpo al sillón, algo cansada— estás muy callada desde lo que dijo Boo— murmuro finalmente. Alice deja un plato encima de la mesa.
— No es cierto— se defiende.
Pero si es cierto. Después de lo que dijo Boo, Alice apenas volvió a decir palabra. Y ya no volvió a bromear con sus hermanos; la conversación se redujo a lo que a mí me gustaba y lo deliciosos que estaban los brownies con maní de Frances.
— Está bien— digo simplemente en un hilo de voz. Alice deja de hacer todo lo que está haciendo y suelta un enorme suspiro por lo bajo para apoyar ambas manos en la mesa e inclinar su cuerpo un poco hacia adelante.
— Lo siento— murmura— tienes razón.
— Está bien, Alice— le aseguro— no tienes que explicarme.
A pesar de que por dentro esté pidiendo a gritos que lo haga.
Alice levanta una ceja en mi dirección intentando encontrar mi mirada, pero no logra hacerlo porque yo la desvío una y otra vez. Después de unos segundos ella simplemente sacude el rostro y se sube la manga de la sudadera de golpe hasta el codo, dejando a la vista el dibujo animado que está tatuado en blanco y negro en su piel. Yo la observo a ella y luego bajo la mirada unos centímetros para apreciar el tatuaje.
— ¿Jessica Rabbit?— pregunto confundida.
— Solía decirle a Camila que me recordaba a ella cuando cantaba en el escenario con ese vestido rojo— explica, volviendo a cubrir el tatuaje— fue algo estúpido— añade— y fue más estúpido aún contarle a Boo y esperar que guarde silencio al respecto.
Alice apoya su cuerpo en uno de los muebles y se cruza de brazos.
— Realmente la amabas— murmuro.
— Ya no lo hago.
— Porque está muerta.
Ambas nos quedamos en silencio durante varios segundos; a veces las palabras no salen de la manera en la que yo lo quisiera, y es un dolor de cabeza porque siempre termino arrepintiéndome de haberlo dicho.
Alice se queda absorta en sus propios pensamientos durante más tiempo de lo que desearía.
— Sí— suspira— porque está muerta.
Puedo ver su mandíbula moverse cuando se tensa y la manera en la que su garganta vibra cuando traga saliva. Yo suelto un suspiro por lo bajo hasta que finalmente apoyo mi mano en la suya.
— Lo siento— murmuro. Alice esboza una sonrisa.
— No lo sientas, Charlie. Todo está bien— me asegura— excepto estos brownies— ella coge uno de los pequeños bizcochos y los mira con cierto asco en un desesperado intento por cambiar de tema— Frances debería olvidar todo el tema de la cocina.
— Pues a mi me gustaron— río. Ella me observa como si estuviera buscando algún atisbo de mentira en mi rostro— ¡te lo digo en serio!
— Te creeré— suspira— quizás mi paladar es más refinado que el tuyo— se queda pensativa— quizás mis padres biológicos tenían gustos refinados o algo así.
Ambas soltamos una carcajada durante varios segundos hasta que nos acomodamos un poco.
— ¿Qué edad tenías?— pregunto, esperando que mi curiosidad no le caiga mal. Alice me observa dudosa— ¿cuando te adoptaron?
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PERDET
Teen FictionLuego del brutal asesinato de Camila Abele, el pueblo completo de Perdet queda conmocionado; pero lo peor llega cuando Alice Dominico, la única y principal sospechosa del crimen, es dejada en libertad. De la noche a la mañana, el pueblo de Perdet se...