Intento quedarme con los ojos cerrados encima de mi cama, pero me es imposible. No puedo dejar de pensar en la muerte repentina de Rebecca, en Valeria, en el profesor Dawson... todo da vueltas en mi cabeza como si a alguien se le hubiera ocurrido jugar un partido de ping-pong con mis pensamientos.
Cuando el reloj del viejo teléfono que me entregó mi padre marca las doce en punto, los golpes en mi ventana se hacen presentes, provocando que yo dé un enorme respingo en mi cama. Por la actitud de Zeus, puedo reparar que se trata de alguien que ambos conocemos.
Me siento encima de la cama y me pongo una sudadera lo más rápido que puedo para dirigirme a abrir la ventana; del otro lado, Alice me entrega una mirada de pocos amigos, provocando que yo cierre los ojos rogando para que aquello que más temía no se haga realidad.
— Hola, Alice— murmuro. Ella ingresa a mi habitación casi de un brinco y se pasea durante unos cuantos segundos. Yo me acerco a la puerta solamente para confirmar que tenga el pestillo puesto en caso de que a mi padre se le ocurra entrar y luego me giro sobre mis propios talones para observar a una molesta Alice.
— Pensé que me tenías confianza— murmura dejando caer su cuerpo encima de la cama. Yo trago saliva; siento cómo mi corazón comienza a latir con fuerza sin que yo sea capaz de detenerlo.
Alice sabe, y es obvio que Valeria se lo dijo. Y por algún motivo, eso aumenta de manera significante una rabia que no sabía que tenía escondida en mi cuerpo.
— Te tengo confianza, Alice, en serio que si...
— ¿En serio?— me interrumpe, incrédula— ¿por eso no me contaste que alguien te está amenazando...?
— ¡Iba a hacerlo!— le aseguro, intentando hablar lo más bajo posible para que mi padre no escuche. Yo dejo reposar la yema de mis dedos sobre el puente de mi nariz, algo frustrada— iba a hacerlo— reitero— te lo prometo que sí, Alice.
— ¿Cuando, Charlie? ¿cuando aparezcas muerta en algún lugar de esta maldita ciudad? ¿cuando esté en casa tranquilamente y me llegue un mensaje anunciando tu muerte?
Yo me quedo en silencio. Sé que Alice está enfadada. Y frustrada. Y completamente desconcertada. Su mejor amiga acaba de morir y yo no fui capaz de confesarle lo que me ha estado atormentando todo este tiempo, así que supongo que la entiendo.
— Te lo iba a decir pronto, Alice...
— ¿Pronto?— ella suelta una sarcástica risa por lo bajo— ¡pronto podrías estar muerta, Charlie! ¿no te das cuenta de lo que está sucediendo aquí? ¡están asesinando gente!
— ¡No pensé que te importaría tanto, Alice!— exclamo, quizás en un tono de voz demasiado fuerte. Ambas nos quedamos observando la puerta de mi habitación con el miedo de que aparezca mi padre, pero eso no sucede. Después de unos segundos suelto un suspiro por lo bajo e intento suavizar el tono de mi voz— no estaba pensando.
Alice deja caer su cuerpo encima de la cama y juntas sus manos en su regazo para observarme.
— ¿No pensaste que me importaría tanto?— pregunta levemente ofendida. Yo trago saliva y le clavo la mirada encima, intentando que la tensión del momento no me haga temblar— ¿qué quiere decir eso siquiera, Charlie? ¿qué debo hacer para que te des cuenta de...?
Alice se queda en silencio de golpe. Yo me siento a su lado y dejo que mi mano acaricie suavemente su pierna. Puedo sentir como ella se estremece; toda su postura se vuelve un poco más vulnerable y por varios segundos, Alice ni siquiera me mira.
— ¿Para que me dé cuenta de qué?— pregunto. Alice aclara un poco su garganta.
— De que te quiero, Charlie— murmura, un poco para sí misma— mierda. Creo que te quiero más de lo que pensé.
Mi corazón se detiene por completo y no soy capaz de procesar tanta información; hace unos minutos no podía dejar de pensar en todo lo que estaba sucediendo a mi alrededor y ahora lo único que tengo en mente son las palabras que están saliendo de la boca de Alice.
— No vine aquí para enfadarme contigo— añade unos segundos después— vine aquí porque estoy preocupada y moriría de pena si te sucediera lo mismo que a Becca— Alice se gira para clavar su mirada en la mía— y porque creo que la persona que te está enviando esos mensajes es la misma persona que asesinó a Camila y a Rebecca.
Yo me quedo en completo silencio y ni siquiera soy capaz de comprender el porqué. De alguna manera, ya sabía que era una probabilidad que todo eso estuviera conectado entre sí.
— Necesito que me acompañes a un lugar— suelta finalmente. Yo abro los ojos con sorpresa y bajo la mirada hasta mi pijama.
— ¿Ahora?— pregunto confundida. Alice asiente con el rostro.
— Si, Charlie— murmura— ahora.
El tono de su voz hace que yo ni siquiera proteste. En completo silencio cojo una sudadera y unas zapatillas y salgo por la ventana junto con Alice, rogando para que mi padre no descubra que me escabullí en la mitad de la noche.
Yo sigo a Alice por las oscuras calles de Perdet. Ella se mueve con las manos en los bolsillos y de vez en cuando tararea una canción por lo bajo, pero se queda en silencio casi de manera instantánea.
Afortunadamente no está lloviendo, a pesar de que Alice lleva un paraguas con ella. Sin embargo, el clima está helado y mis manos se están comenzando a congelar.
Justo cuando pensaba que iba a tener que rogar a Alice para volver porque mis pies ya no soportan el frío, ella se detiene justo en frente de un pequeño café de 24 horas que solo consta con dos clientes; un hombre mayor que está devorando una hamburguesa y otra persona que tiene el cuerpo completamente cubierto con un abrigo negro, incluyendo su rostro.
Alice observa su reloj con cautela antes de hacer su camino al interior del lugar; las luces palpitantes del café hacen que me den ganas de salir corriendo de allí, lo que obviamente no hago.
Alice saluda a la mesera con un pequeño movimiento de rostro.
— Buenas noches, Alice— murmura la mujer.
Alice mueve su cuerpo hasta la mesa del fondo, donde la silueta cubierta de negro bebe un café. Ella toma asiento al frente y yo me uno solamente para descubrir el rostro de Valeria.
La sangre sube por mis mejillas de manera casi inmediata; quiero lanzarme encima de Valeria y regañarle por haberle dicho a Alice lo que se supone que tenía que contarle yo, pero no lo hago. Simplemente esbozo una sarcástica sonrisa por lo bajo que, obviamente, Valeria ignora.
— ¿Qué estoy haciendo aquí?— pregunto confundida. Valeria se quita el gorro del abrigo y comienza a rebuscar entre sus bolsillos de manera silenciosa.
Alice de repente parece un robot que solamente está pendiente de lo que hace la muchacha que está en frente de nosotras.
Finalmente Valeria coge un papel y lo deja encima de la mesa para arrastrarlo en dirección a mi mano para que yo lo tome. Yo levanto una ceja en su dirección, algo confundida, pero Valeria está determinada a no hacer contacto visual conmigo porque no hace nada más que ignorarme.
Yo cojo el trozo de papel y lo abro; está arrugado y pareciera haber sido escrito hace ya un tiempo.
"Me estás comenzando a aburrir, Camila. Y no me gusta aburrirme"
Mi corazón se paraliza casi de manera inmediata; yo alzo el rostro en dirección a mis acompañantes y ellas me observan como si estuvieran confirmando mis pensamientos.
Yo sacudo el rostro confundida; sé lo que está sucediendo pero no soy capaz de comprenderlo. Puedo notar como la mano de Alice se desliza por encima de la mesa hasta la mía y casi como si leyera mis pensamientos, ella asiente.
— ¿Pero acaso...?— comienzo yo, aturdida y sintiéndome completamente fuera de lugar. Valeria chasquea la lengua y me quita el papel de las manos para guardarlo de vuelta en su bolsillo.
— Sí, Charlie— murmura— a Camila también le llegaban mensajes con amenazas.
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PERDET
Teen FictionLuego del brutal asesinato de Camila Abele, el pueblo completo de Perdet queda conmocionado; pero lo peor llega cuando Alice Dominico, la única y principal sospechosa del crimen, es dejada en libertad. De la noche a la mañana, el pueblo de Perdet se...