Entre Llantos Y Risas

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Ese día empezaba casi como cualquier otro, con la única diferencia de su absoluta preocupación por lo que le pasaba a su pequeño.

Durante el desayuno lo veía distraído, su mirada otra vez bloqueaba sus sentimientos para que nadie pudiera verlos, cosa que ella sabía que el pequeño solo hacía en dos ocasiones, cuando este tenía miedo, o cuando estaba triste.

Al preguntarle el motivo no le fue mucho mejor, el no respondió, solo soltó un pequeño suspiro y le extendió la mano pasándole un pequeño papel a su madre, era una circular de la escuela, un anuncio que se les entrego a todos.

Entendía perfectamente el motivo del cambio de ánimo de su hijo, ya que a pesar de que este igualmente sonreía, no mostraba toda esa energía que usualmente tenia, si, ese pequeño estaba triste.

¿Qué podía hacer ella para remediar la situación?, no mucho, de hecho no podía hacer nada, no es que no quisiese, simplemente no podía.

Pero… Destino si…

Llego a su trabajo con aquel pequeño de la mano, como usualmente el rubio les saludaba al llegar, pronto ella dejaba sus cosas en su puesto, donde Sasuke siempre les saludaba y después iba a dejar a su pequeño, fue aquí donde el transcurso del día se torno diferente.

¿Qué pasa Satoshi? –pregunto el azabache mirando que el pequeño a pesar de sonreír como siempre, hablaba de forma casi automatizada, monótona, claro que escondiéndolo muy bien, era capaz de reconocer el estado anormal del pequeño por una sola razón, el también actuaba igual cuando algo lo perturbaba-

Algo que se lleva en la sangre…

nada tío Sasuke –respondió nervioso el pequeño temiendo que le descubrieran, no hacía nada malo, ya estaba acostumbrado a la situación de tener que comportarse de esa forma-

tú no me engañas –pensó para sí el azabache quien miro a la pelirrosa, esta negó con la cabeza en son de que no insistiera, si hacía caso, quizá ella le explicaría todo-

- mami, voy con Tía Ino, nos vemos después de la escuela –sonrió casi perfectamente el pequeño quien tomo su mochila y salió solo de la oficina en dirección a la guardería donde usualmente se quedaba antes de ir a la escuela bajo la mirada atenta de ambos adultos-

Satoshi… -susurro algo triste la madre del pequeño, quería hacer todo para alegrarle la vida a ese niño así como él de la alegraba a ella, pero como personas de diferentes edades, querían cosas diferentes, ella sabía perfectamente por lo que pasaba el pequeño-

¿Qué le pasa?, mirada vacía, respuestas automáticas, movimientos lentos, nerviosismo al contestar, sonrisa forzada, ¿me falto algún detalle? –Pregunto el azabache alzándole una ceja a la pelirrosa quien volvió a suspirar sacando algo de su bolso, el mismo papel que su pequeño le había entregado en el desayuno de esa mañana-

este es el motivo del porque anda con el ánimo bajo –enseguida respondió ella pasándole el trozo de papel algo arrugado al azabache-

Señores padres…

Es un placer y un agrado el avisarles que la escuela celebrara otro de sus aniversarios y como cada año, se realizaran alianzas por este motivo. Este sábado serán los juegos deportivos de padres e hijos, ellos separados por salones, los niños jugaran un mini torneo de futbol y las niñas de vóleibol, así mismo, los padres, tanto madre como padre, seguirán la misma dinámica en son de relacionarlos mejor con sus pequeños.

En busca del Primogénito Donde viven las historias. Descúbrelo ahora