Lazo De Amor

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26 de diciembre, un día casi normal, exceptuando por el lugar donde comenzaron aquel día.

Una clínica, específicamente un laboratorio

Aquel pequeño tenía el puchero en el rostro con sus ojitos aguados mientras se sobaba la parte interior del brazo donde tenía una pequeña gasa. Todos miraban al pequeño con una nerviosa expresión, jamás se imaginaron aquella situación.

No le temía a estar solo

No le temía a los brabucones

No les temía a las arañas ni a cualquier animal

No le temía al ingles, solo lo odiaba

No le temía ni siquiera a la intimidante mirada que a veces el Uchiha colocaba

¿Pero quién lo diría?

Si había algo a lo que ese niño le temía…

no quiero otra aguja dentro de mi cuerpo en mi vida –pidió el pequeño sobándose más rápido su brazo mientras lloraba estilo anime, todos le miraban nervioso a ese pequeño por el verdadero drama que hacia-

A las agujas

¡Es más!

Cuando vio la aguja se escandalizo, quiso salir corriendo, ni siquiera las burlas del pequeño Uzumaki lograron sacarle el orgullo de hacerse el valeroso y soportar la inyección en su brazo.

"¡Vete a la mierda Minato! ¡No adentraran esa aguja en mi cuerpecito!"

Esa fue su respuesta, habiéndole desencajado a todos la mandíbula por la poca importancia que le asigno a su orgullo de chico frio y valeroso v/s una simple agujita.

tranquilo hijo, ya se te va a pasar, es solo una agujita –comento la pelirrosa intentando tranquilizar al pequeño de su terror y fobia a las agujas, nunca entendió de donde la saco y ahora estaba segura que no le gustaría averiguarlo-

la cual me saca sangre y puede matarme desangrado o trasmitirme enfermedades de las que ni el nombre sé –aseguro pálido el pequeño sin querer moverse mucho por miedo al "desangramiento"-

al parecer no solo heredo mi genética…-pensó el azabache con un tic nervioso en la ceja-

¡Te meterás esa cosa por el culo antes de que yo acepte que me inyecten con esa monstruosidad! –se quejo la pelirroja ya sin sus lentes, se le habían caído en el pasillo por donde transportaron antes la camilla, pero aun así grito que no quería esa aguja-

lo lamento señora Uchiha, pero la epidural es necesaria para que sienta menos dolor por las contracciones –explico una de las enfermeras quien tenía la aguja en la mano, pero no podía inyectar a la mujer porque esta se ponía como loca, el estrés del parto y a aguja hacían desastres con ella-

¡No me inyectaran médicos cabrones! ¡¿Me escucharon? –volvió a reclamar la pelirroja quien gritaba de dolor en aquel momento, seguro odiaría después a su hijo y al azabache por hacerla pasar por aquello-

En busca del Primogénito Donde viven las historias. Descúbrelo ahora