Cosas Buenas, Cosas Malas

1K 84 1
                                    

Era la hora del descanso, en aquel gran comedor del edificio se veia a muchos oficinistas, grupos de gente se formaban, pero curiosamente, ella no iba a aquel lugar. Corria por entre los pasillos buscando el salon indicado antes por el azabache.

Entro a aquel salon, estaba realmente imprecionada. Estaba todo acondicionado como una sala infantil. Juegos, como resvalines y dos columpios, tambien corrales, un gran televisor, y mas alla podia ver otro cuarto donde habian unas cuantas cunas. Las paredes estaban pintadas de celeste con muchas nubes y arcoiris, realmente daba la sensacion de estar en un jardin infantil.

Miro atonita a la rubia que venia saliendo de la otra habitacion, y a su vez, ella tambien le habia quedado mirando atonita. Caminaron hasta verse una frente a otra aun sin poder cererlo.

¿Ino? –pregunto la pelirrosa atonita, los mismos ojos, el mismo cabello, la misma cara de despistada, pero no podia ser la misma persona… ¿o si?-

Sakura… -susurro asombrada la rubia, la reconocia, aquel cabello sin duda era inolvidable, sus ojos, su gran frente, si… era ella, su mejor amiga-

¡Increible! –sonrieron al tiempo de abrazarse y reirse coordinadamente sacandole una gota en la cabeza al pequeño pelirrojo quien solo veia la escena de aquellas amigas que no se veian en años-

mujeres -suspiro resignado el chico, sabia que se le venia una de las tardes mas largas de la vida, aguantando las "charlas de la vida" de ambas mujeres-

OoOoOoO

Y tal como lo habia previsto, estaba sentado en una mesa en aquella habitacion, estaba tirado en la mesa completamente aburrido de parecer un niño bueno, la razon, estaba alli su madre y tenia que portarse bien o le doleria el alma y no exactamente por regaños.

que milagro verte –sonrio la rubia mientras que la pelirrosa sonreia divertida, es verdad, realmente verse habia sido una casualidad y un milagro increble- ¿Qué hacen por aquí en Tokio tu y Satoshi? –Pregunto la rubia mirando a su amiga de la vida, el alma y los insultos-

buscando trabajo, ademas que pude comprarme una casa, claro, quede con deudas a cien años por ella, pero al menos ya la tengo –sonrio divertida la pelirrosa, ciertamente esa era su realidad, pero sabia que nunca podria juntar tanto como para una casa ella sola-

nosotros aun no tenemos la nuestra, no queremos endeudarnos, por lo que Deidara y yo juntamos el dinero ya que ambos trabajamos –explico la rubia mirando divertida a la pelirrosa quien miraba todo el lugar- ¿te gusta?

no me esperaba ver un lugar asi –expreso con sinceridad la pelirrosa mirando aquella habitacion con muchos juguetes, estanterias con libros de colores, una gran television, computadoras y demas-

esta acondicionada para que los niños no se aburran, hay muchos padres que trabajan ambos, asi que la idea es que no tengan la necesidad de contratar alguien desconocido, yo cuido a todos los hijos de los trabajadores de esta empresa, les voy a dejar a la escuela y luego a buscar, mi trabajo es cuidarles hasta que la jornada de todos termina, es decir, cuidare a Satoshi hasta que tu termines tu horario laboral –volvio a sonreir la rubia mirando al pelirrojo, pero su sonrisa cambio al ver la tetrica mira del chico, ella mejor que nadie sabia lo problemático que ese niño podia ser cuando se lo proponia- ¿verdad que te portaras bien conmigo mientras tu mamá trabaja?, asi la dejaras tranquila –hablo la chica sonriendole al muchacho quien fue rodeado por un aura deprimente al ser descubierto y ella misma sonreir para sus adentros-

En busca del Primogénito Donde viven las historias. Descúbrelo ahora