Parte 5

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Por fin faltan pocos minutos para que las clases terminen. Irene no volvió a hablarle a Seulgi, como había dicho. De verdad la dibujante se comportó muy groseramente con la chica popular. Seulgi quiere disculparse, pero la vergüenza se lo impide.
Su última clase de hoy es historia y es viernes, por lo que no hay duda en que el profesor les dejará montañas de tarea. La dibujante nunca tiene planes. Así que eso no es tanto problema.

—¿¡Adivinen qué, muchachos!?— Todos conocen lo que se aproxima. —Ya faltan 10 minutos para salir ¿listos para apuntar su tarea?
—¡Aaaaaah!— Se escucha la exclamación de reclamo por parte del salón.
—Profesor, siempre nos deja demasiada tarea los fines de semana, ¿no podría dejarnos poca aunque sea esta vez?— Pide Hwasa, la chica que se sienta frente a Seulgi.
—¿¡Qué!? ¿Y dejar que desperdicien su tiempo saliendo a rayar las calles o que roben en tiendas? ¡Ja! ¡No en mi guardia! En la página 376...
El maestro empieza con su lista de trabajos.

Tras terminar de anotar todo, el toque suena y todos guardan sus cosas. ¡Ay, no! La dibujante olvidó dejar los libros que no utilizaría mañana en casa. Su mesa-banco ya está muy lleno, por lo que deberá cargar en sus brazos algunos libros, como si su mochila no fuese ya lo suficientemente pesada.

Seulgi termina de guardar sus instrumentos de estudio y se dirige a la salida, cargando unos cuantos libros. En la puerta se hayan Sana y sus amigos,miran de forma burlona a la dibujante. Irene pasa a su lado sin despedirse, pero sí lo hace con sus amigos.
Seulgi camina al lado de ese grupo de personas, sin verlos. De repente siente un pie que se cruza con el suyo y la hace caer. Las risas no se hacen esperar. Ahora las cosas que ella cargaba están desparramadas por el suelo.

La chica empieza a agruparlas, cuando ante su vista aparece otra mano que hace lo mismo. Es la joven a quién le había hablado tan groseramente en el receso.
La dibujante está sorprendida. ¿A pesar de lo mal que se portó le ayuda?
Es la única que lo hace, los demás ya se han ido.
Al finalizar de recoger los objetos, las dos se miran.
—Gracias—. Dice la auxiliada.
—No fue nada...—Se levanta para irse Irene.
—¡O-oye!— La detiene Seulgi. La popular voltea a verla.— Siento mucho el modo en que te hablé hoy...
—Está bien...creo que yo también tomé confianza muy rápido—. Esta vez la dibujante evita sus ojos, apenada aún.—Pero...creo que necesitas otra mochila.
—No. Es que olvidé dejar los otros libros en casa.
—De todos modos, una mochila algo más grande no te haría mal.—Tenía razón. Una mochila más grande sería de mucha ayuda.— ¿Sigues molesta conmigo?
—¡N-no estoy molesta!— Aclara Seulgi en un tono alto, pero no de enojo, sino de pena.  Irene sonríe y Seulgi se incorpora.
—¿Entonces qué dirías si me ofrezco a acompañarte para comprar una mañana?
—¿Eh?
—¿Usas whatsapp?
—Sí...
—¿Me lo pasas?
—Ok...—Le das el número de tu cuenta a la chica.
—¡Bien! Más tarde nos ponemos mejor de acuerdo, ¿vale?
—Está bien.
—Ya debo irme, mi madre ya debe estar esperándome. ¡Adiós,Seulgi!
—Adiós, Irene...— Se despide la susodicha y ve alejarse a la popular.

Anormal (SeulRene ver.) {Terminado}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora