Picnic parte 3

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Irene se sienta en el suelo, mirando al cielo. Seulgi se aproxima a ella y hace lo mismo.

—¿Qué es un día perfecto para ti? — Cuestiona la novia de la dibujante.

—Un día perfecto...— Piensa—. Supongo que un día en el que te diviertes, haces cosas de provecho o te la pasas con la persona que más quieres.

—¿Así de simple?

—¿No lo crees tú? No pienso que tenga que ser algo tan complicado.

—Es verdad...Hace un día precioso.

—Sí...— La dibujante observa a la castaña—. Bellísimo...—De pronto, la luz se apaga un poco. Seulgi alza la mirada y ve el cielo tornarse gris—. Parece que va a llover—. Dice con fastidio.

—¡Ay,no! ¿Por qué justo hoy? Y después de que dije lo lindo que está el día—. La chica tuerce la boca.

—Será mejor que guardemos las cosas, ¿no? — Sugiere la dibujante, refiriéndose a todo lo del picnic.

—Quizás no llueva, quizás simplemente se puso nu...— Antes de que la joven pueda terminar la frase, un aguacero ataca sin piedad el lugar, empapando a ambas. La muchacha hace una cara de resignación—. No es cierto...

Rápidamente, la dibujante se quita su suéter.

—¡Ten! — Se lo ofrece a Irene mientras sostiene la prenda sobre su cabeza. La toma un poco dudosa la castaña

—¿Y qué hay de ti?

—Por mí no te...

—No te preocupes—. Una voz femenina se escucha a su espalda. Seulgi se gira y se encuentra con Wendy, quien sostiene dos paraguas; uno sobre su cabeza y otro encima de la dibujante.

—¡Wen! — Dice Seulgi—. Gracias.

Irene se pega a su novia.

—Vamos, a la terraza de mi papá—. Indica la cantante.

—¿Pero y nuestras cosas? — Advierte la castaña.

—Yo voy por ellas—. Se ofrece la dibujante.

—Toma el paraguas entonces—. Hace lo indicado Seulgi.

—Igual agarra tu suéter—. Irene entrega de vuelta la prenda.

—La castaña se va conmigo—. Dice Wendy—. La terraza está entre esos árboles—. Wen señala un pequeño grupo de árboles no muy lejos, seguramente el sitio indicado se haya oculto ahí. La novia de Seulgi y la otra chica avanzan—. Qué suerte que me fijé en las noticias del clima hoy...

¿Aun así prefirió no advertirles?

La dibujante camina rápido, no debe dejar que la comida se moje más. Pisa con cuidado, pues el pasto está mojado y una caída desde la colina es lo que menos quiere.

Cuando está junto al mantel empieza a meter los platos en la canasta, menos mal que todo cabe ahí. Dobla la manta y acomoda todo en un brazo, sí que pesa, regresa a la colina.

En el camino se percata de algo: En el suelo, manchada y mojada por el lodo, hay una pequeña caja rosa... ¡Los pendientes de Irene! ¡No!

Debieron caerse cuando la castaña y ella se pasaban su suéter.

Acomoda las cosas como puede y se agacha lentamente para no tirar nada. Siente que su brazo se tambalea, así que baja con velocidad. Para su suerte recoge la caja, pero la manta cae al suelo. ¡Ah!

¿Y ahora? ¿Cómo la levanta? Si se agacha otra vez es muy probable que el peso de la canasta la venza.

Mete la cajita a su bolsillo.

Anormal (SeulRene ver.) {Terminado}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora