Parte 15

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Luego de terminar de limpiar, ambas se sientan a la mesa de la estancia. Irene sigue con su cara de preocupada.

—Oye, en serio, no fue nada, no te preocupes—. Seulgi trata de hacer que la popular se olvide del asunto. Pero su expresión no cambia. — Empecemos ya con tu tarea.

—De acuerdo...

—¿Cuánto avanzaste?

—Lo que pude.

—¿O sea...?

—Un poco más de la mitad.

—¡Eso es muy bueno! — Le preocupaba a la dibujante que su madre tuviera razón y que la castaña quisiera que le hiciera sus deberes.

—¿En qué parte te quedaste?

La invitada saca sus libros y libretas de su mochila.

—Aquí...— Comenta, abriendo un libro y señalando una de sus secciones.


Terminaron rápido, pues los conocimientos de historia de la anfitriona son extensos.

—¿Te lo aprendiste? — Pregunta Seulgi.

—¡Sí! Tu método es muy bueno, incluso podría asegurar que estoy lista para tomar un examen.

—¿Crees?

—¡Sí! Por cierto, ¿crees que el profe de historia quiera hacer uno pronto?

—No lo creo, además, si planeara hacerlo nos daría una guía perfectamente detallada para estudiar—. Su maestro suele dejar mucha tarea, pero agradecen en tiempo de exámenes, pues es bastante generoso al respecto.

—Cierto.

—La que no creo que tarde mucho en hacernos una prueba es la de matemáticas.

—¡No! Eso sí da miedo—. Exclama la chica, con preocupación.

—No es tan difícil.

—Eso lo dices porque eres una genio.

—No es verdad. Las matemáticas se vuelven fáciles una vez que las entiendes.

—A mí me cuestan mucho trabajo. No suelo reprobar, pero nunca paso de un 7.5

Habían terminado rápido y aún les quedaba algo que tiempo, así que la dibujante hace una propuesta:

—¿También te gustaría que te las explicara un poco?

—¿¡De verdad lo harías!?

—Claro, pan comido.

—¡Por favor!


Se ponen manos a la obra y la nueva tutora le explica a su nueva pupila varios procedimientos de la forma que mejor sabe.

—Entonces...la respuesta es...¿37.4?— Pregunta la popular.

—¡Sí!

—¡Wow! ¡No puedo creer que lo haya resuelto yo sola!

—Te dije que son fáciles—. Le recuerda Seulgi, feliz.

—En parte, pero fue porque me lo explicaste muy bien—. Le sonríe Irene y la dibujante siente un poco de pena. Irene mira su reloj. — Será mejor que ya me vaya, ya es un poco tarde y mi mamá va a necesitar que la ayude con la comida.

—Entiendo—. Se levantan de la mesa, cuando de pronto la tutora recuerda el dibujo que le hizo a la popular. — Por cierto, Irene...

—¿Sí?

—No...nada...olvídalo.

Ella la ve extrañada.

—Ok...

Mejor se lo da mañana, la verdad es que a Seulgi le da vergüenza aún.

—¡Muchas gracias por ayudarme! — Agradece la castaña frente a la puerta abierta.

—No fue nada.

—Nos vemos mañana—. Dice, para acto seguido despedirse con un beso en la mejilla.

—Nos vemos...— Dice igual la dibujante, mientras la otra chica se aleja. Está empezando a gustarle a Seulgi despedirse de Irene.

Anormal (SeulRene ver.) {Terminado}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora