Parte 10

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¡Al fin terminó! Este dibujo le llevó a Seulgi un poco más de lo normal. No estaba satisfecha con nada. Quería que fuera un trabajo excelente, después de todo, sería el primer dibujo que regalaría y no lo estaba regalando a una persona cualquiera; se lo daría a la joven más bonita de la escuela.

Mira el reloj de su celular. Vaya, justo a tiempo para irse. Toma su celular y el dinero que su papá le dio, los guarda en sus bolsillos del pantalón y se dirige a la entrada de su casa.

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En su camino por la calle, Seulgi sólo se pierde en sus pensamientos y avanza un poco rápido. Son unos minutos de su casa a la de Irene, tiene tiempo para eso.

Cuando finalmente arriba a la dirección que le dio, observa que es una casa bastante agradable a la vista. Es grande, de color amarillo, con un escalón que conduce a un portal en el frente. El pasto parece estar bien cuidado, así como las plantas. A cada extremo de la puerta hay dos ventanas de tamaño considerable, así como en el segundo piso. También hay un garaje.

La dibujante se para frente a la puerta y toca el timbre. Seulgi espera que sea Irene quien abra, le daría vergüenza que fuera alguien más.

—¡Ya voy!—Parece ser la voz de la popular. Gracias a Dios.—¡Hola!—Saluda felizmente.

—Hola—. Corresponde la dibujante, pero tímidamente. Durante ese segundo mira el aspecto de Irene. Nunca la había visto sin uniforme. Lleva puesta una blusa blanca con un moño en pedrería, una mini falda azul y unos zapatos que hacen juego con la blusa. Luce muy bien.

—¡Ya me voy!— Grita hacia dentro de la casa la popular.

—¡Bien, cuídate! — Se escucha otra voz femenina, a la par que Seulgi se percata de una chica que está observándola desde un sillón.

Irene cierra la puerta y avanza, la sigue su acompañante.

—¿Cómo estás?—Pregunta la popular.

—Pues bien...—La dibujante no puede quedarse callada,debe conversar con ella—.¿Y tú?

—También—. Dice. —¿Tuviste problemas para encontrar mi casa?

—No. Recordé lo que me dijiste.

—¿Así que tienes buena memoria?

—Supongo...

—Yo no. Tengo la memoria de una ardilla—. Seulgi suelta una risita.—¿A qué tienda quieres ir?

—Tú conoces mejor ésta zona. Dime tú.

—Veamos...sígueme.

La muchacha toma una dirección y la dibujante hace lo que se le ordenó.

—Y....—Seulgi trata de que se le ocurra un tema para charlar. Entonces mira una pulsera en la muñeca de la joven. —¿Esa es la pulsera que te dio Baekhyun?

—¡Sí! —Contesta, mostrándosela. —La verdad no estaba muy segura de recibir un regalo así, pues era un poco caro, pero me insistió tanto que no me pude negar más.

—Debe gustarte mucho...

—¿¡Qué!?— Pregunta, de manera divertida y deteniéndose. —¡Baekhyun no me gusta!

—¿¡Qué!?— La dibujante también se sorprende.

—Baekhyun no me gusta.

—Vaya, yo estaba segura de que sí.

—¿Por qué piensas eso?

Dios, es evidente que cuando le gustas a una persona todos lo notan, menos tú.

Anormal (SeulRene ver.) {Terminado}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora