CAPÍTULO 31

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Haz lo que tengas que hacer para que Kongphob confíe en ti y llévalo al bosque.

Esas fueron palabras de su abuelo que seguían rondando en su cabeza.

¿Cómo lo saco de este lugar? Pensó Arthit después del desayuno. Había pasado un día desde que Kongphob "lo encontró"

Ayer se salvó de sus tantas preguntas con el pretexto de estar cansado pero hoy… No.

—Entonces P', de ¿Dónde eres?

Y ahí va el pequeño parlanchín Kongphob

—Del Oeste — responde Arthit al terminar su jugo.

—Y ¿Tienes familia?

—No —« por la culpa de tu familia» — pensó el joven gamma.

—Oh lo siento mucho.

—No te preocupes ya fue hace mucho tiempo.

Kongphob asiente para continuar con su interrogatorio.

— ¿Tú color favorito?

—Negro

—No te ves como una persona que le guste el negro

—¿Entonces como me veo?

—Como una persona dulce, creo que a P'Sam le quedaría un color más brillante.

—Pues te equivocas, no me gustan los colores brillantes, prefiero los colores oscuros

—Ok. Amarillo 

— ¿Amarillo? —pregunta Arthit

—Es mi color favorito.

¿Y? No quiero saber — pensó Arthit.

—Cool — asiente — Kong ¿ya podemos salir? No me gusta estar encerrado

—¡Claro! —sonríe alegremente Kong —Voy a dejar los platos en la cocina y nos vamos.

Mientras Kongphob bajaba a dejar los platos del desayuno, Arthit se dedicó a observar cada rincón de la habitación, ahí, cerca de un velador pudo encontrar una foto familiar y algo dentro de Arthit se retorció; él nunca podrá tener una familia. Su padre había muerto en esa pelea y su madre murió justo después de su nacimiento ya que no pudo superar la pérdida de su pareja.

Su ceño estaba fruncido pero una pequeña sonrisa apareció en sus labios al ver una foto de Kongphob de bebé, con un sombrero de navidad.

—Nos vamos P'Sam.

—Vamos.

Y así comenzó la semana de Arthit en la manada de Prawat.

🍁

ARTHIT'S POV

Lunes

Ese día empezó después del desayuno, salimos, Kongphob me dio un pequeño recorrido por su casa.
Y hablaba, hablaba sin parar. Creo que es algún juguete al que le das cuerda que no se detiene.

Así pasamos prácticamente todo el día, no puede conocer a nadie. La verdad me duele la cabeza de solo oír su voz.
Ni siquiera puse un pie fuera de esa mansión y mi misión por ese día se arruinó.

Ya en la tarde volvimos a su habitación y Kongphob subió con la comida.

— ¿Te divertiste P'Sam?

No, no me divertí.

— Si… gracias.

— Me alegro, siempre me gusta estar acompañado.

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